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UDATE | Iruñeko Sanferminak. Chandríos sanfermineros

«Habéis tirau lo que no tenéis: huevos»

Ramón SOLA

La ingesta de alcohol, o la mera exhalación de sus efluvios, da pie cada año a frases muy míticas. Ante un chandrío como el que se montó en el inicio festivo de 1991, quedaba justificado todo exceso verbal. Como el de Maribel Beriain, concejal de Promoción Ciudadana muy popular en la época y que recientemente ha vuelto a la palestra al ser citada como testigo en el «caso Cervera».

Aquellos sanfermines empezaron de la peor manera posible. El alcalde, Alfredo Jaime, mandó la excavadora a derribar las txoznas. La sede de Promoción Ciudadana fue atacada en la noche del 5, así que Beriain tuvo que dejar la cena presanferminera que celebraba en el Club Taurino. Ya el 6, el txupinazo fue un desastre, y el Riau-riau, un tumulto en el que la turba trató de asaltar el Consistorio. A la Corporación le cayó de todo cuando asomó sus trajes de gala por la puerta del Ayuntamiento. Y fue entonces cuando Beriain soltó un sonoro «Habéis tirau lo que no tenéis: huevos». El despropósito lo remató una caída del alcalde por las escaleras, que acabó con sus huesos -y huevos- en el hospital.

Jaime también se reveló como un tipo locuaz, jatorra. Y no digamos el que le precedió y sucedió, Javier Chourraut. Tan canso acabó las fiestas de 1988, que se encaró así con la multitud que le silbaba en el Pobre de Mí: «Estáis en plena forma, tenéis unos pulmones extraordinarios».

Saliendo de UPN también hay rajadas sanfermineras imponentes. Mal beber le atribuyó un diario local a Javier Iturbe, dirigente histórico del PSN y UGT, cuando espetó a uno de sus redactores en plenas fiestas «un sonoro `hijos de puta'» porque no le quisieron sacar una foto (tampoco era ponerse así). Y en fin, ¿qué vamos a hacer si hasta el anterior párroco de San Lorenzo echaba sapos y culebras por la boca en estas fiestas? Jesús Labari proclamaba que algún día iba a cortar por lo sano la costumbre de orinar en las paredes del templo. Otra vez se le inflamó la vena y gritó un «¡Viva la madre que os parió!» a dos joteras que le cantaban al santo. Y en cierta ocasión puso tanto énfasis en relatar el martirio de San Fermín a los niños que algunos acabaron llorando a moco tendido.

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