Zinegotzi

LA MARCA DE NUESTRO PUEBLO

No hay sanfermines sin pañuelo. Es lo más sagrado de nuestras fiestas. El pañueliko nunca se retrasa veinte minutos. Pese a que, desde la sana envidia, cientos de pueblos nos han copiado esta inigualable tradición, es la marca de nuestro pueblo. Y de ningún otro. ¡Ese color rojo de los navarricos de bien! No seré yo quien critique los ultrajes que se ven en los cuellos de algunos peñistas en forma de color azul o verde, pero el nuestro es puro rojo. Único.

Además, no me podrán negar que, en su contraste con el blanco, favorece nuestras bronceadas caras. Diga lo que diga, miren la cara que se le quedó al de aquí al lado cuando le comunicaron que su uniforme oficial no llevaba el atuendo más preciado de nuestra tierra. Hay navarros que no ligan ni en sanfermines, pero no es culpa del pañuelo.

A algunos, en estos días de calor, les molesta. ¡Anda que no habrá evitado catarros! Ese contraste entre el calor de las calles sanfermineras y el aire acondicionado de las villavesas debería ser declarado arma de destrucción masiva. Solo el pañuelo nos protege de él. Y no solo eso. Es la imagen que da. Esa plaza del Ayuntamiento con todos los pañuelikos al aire... Uffff!!! Los pelos como escarpias. Por favor, honremos como merece a nuestra seña más preciada y, hasta el domingo, paseémoslo con orgullo.

Suerte tengo de que nadie me creó con el pañueliko. Bastante tengo con el gorro este, que no hace más que acumular mierda. Dicen que a San Fermín lo degollaron. ¿Quién fue el desgraciado que decidió homenajearlo poniéndose un pañuelo al cuello en pleno julio? A ese lo degollaba yo mismo.

Los cabrones de mis jefes ya no me dejan entrar en el Pobre de Mí, después de que durante años fuese el primero en la Plaza del Ayuntamiento. Era mi momento de los sanfermines. Cuando todos alzaban sus pañuelos para decir adiós a las fiestas, yo recorría la plaza volcando las velas sobre los pañuelos. Eso sí que es sensación de libertad. ¡Fuego a todos los pañuelos! Eso es lo que debería hacer, en lugar de correr detrás de niños. El año que viene cambio la verga por el soplete. Y que pille a algún iluminado con tres o cuatro pañuelos atados en las muñecas. Le va a faltar Estafeta para correr.

Si, pese a esta declaración de intenciones, siguen imponiendo esta insufrible tradición, por lo menos que se dignen a hacer unos pañuelos de cierta calidad. ¿Es necesario que destiñan? ¿Es algún tipo de competición con el kalimotxo para saber quién de los dos mancha más camisetas? ¿Quieren que degolle a alguien? Propongo que el pañuelo solo sirva para ahorcar, empezando por el comeorejas de mi izquierda.