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Desde el respeto institucional, honor a Cantinillo

Carmen Alba se unió al grupo de los de cagancho con sus particulares 100 metros lisos tras sentir muy de cerca los resoplidos del de Dolores Aguirre. Estos sanfermines los cargos institucionales están de capa caída.

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Pepe FARIAS | IRUÑEA

Desde el respeto institucional, los mandatarios de esta ciudad se están luciendo durantes estas fiestas. La última, Carmen Alba, de la que ignoramos si está haciendo oposiciones al Ducado y por eso niega sistemáticamente los permisos para cualquier movilización ciudadana.

Ella, la siempre firme defensora de las normas vigentes, la férrea vigilante de las esencias hispanas, la ha pifiado. No tuvo mejor ocurrencia que colarse en el callejón durante la corrida de los Dolores Aguirre. Cuenta en la prensa afín que fue al baño y que se topó con el morlaco, que pasaba por allí.

Dicen los que saben de esto que el callejón es un espacio prohibido para quienes no participan en la corrida. Solo pueden estar ahí los miembros de la cuadrilla, los servicios de seguridad y emergencias. Pero en ningún caso, una delegada del Gobierno. A no ser que esté pluriempleada y se aventurara a poner un par de banderillas. Rojigualdas, evidentemente.

Parece ser, siempre según los que conocen la fiesta taurina, que la sanción de la irregularidad cometida por Alba es leve. O sea, que no caerá la breva de que la inhabiliten por el paseíllo que se cascó. Pero la señora delegada ha quedado como cagancho. Desde el respeto institucional, pero como cagancho.

Siguiendo con el respeto institucional, Enrique Maya también tiene lo suyo. Pasar por la calle Curia escuchando los pitidos de la gente no tiene que ser plato de buen gusto. Dice el imputado que quienes se reúnen al comienzo de la cuesta que lleva a la Catedral no saben qué son las fiestas. Tenemos que corregirle, muy a nuestro pesar.

Hacer mofa de la autoridad es algo consustancial a las fiestas de San Fermín. Los electos tienen el deber de someterse a esta especie de refrendo popular. ¿Qué son si no las pancartas de las peñas? ¿Acaso no han entendido la esencia de las fiestas? El problema es que molesta que le recuerden que está implicado en un turbio asunto de dietas irregulares en una caja de ahorros que existía en esta tierra.

Maya, en una decisión que puede calificarse de populista, trató de recuperar el Riau-riau nada más ser elegido alcalde. Suele decir el primer edil que el sonido del Vals de Astrain es uno de sus momentos preferidos de las fiestas. Lo que no cuenta es que el Riau-riau entronca con esa tradición festiva de hacer mofa de las autoridades. Dicho de otra manera, que la gente puede decir a las autoridades lo que el resto del año le está vedado. Cierto es que se ha desmadrado y que puede ocurrir cualquier cosa, pero no nos podemos quedar con la musiquilla y olvidarnos de la esencia del acto.

Sin dejar el respeto institucional, sería de mal gusto obviar a Yolanda Barcina, una habitual de estas páginas el resto del año. Parece ser que tras el percance que tuvo en la procesión en honor al santo moreno, la presidenta del Gobierno ha decidido optar por el perfil bajo. Ayer acudió al acto de recepción de las ciudades hermanadas con Iruñea, un evento cerrado al público. De este modo, pudo evitar tener que volver a escuchar peticiones de dimisión.

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