UDATE | Iruñeko Sanferminak
«Rayosol» ilumina el callejón, pero se va también sin mojar el asta
Como el «Deseadito» del 7, el «Rayosol» del 11 bien pudo pasar a la historia trágica sanferminera. Se quedó descolgado en la parte final de la carrera, pero tampoco este quiso líos. Los corredores estuvieron brillantes en los quites y citas, y se lo llevaron a los corrales en un santiamén.
Ramón SOLA | IRUÑEA
Si no fuera porque no hay nada en el mundo más imprevisible que un encierro sanferminero e igual hoy viernes se ha producido una masacre, estaría bien justificado empezar esta crónica contando que las cornadas van camino de pasar a la historia. Cinco carreras y ni un pitonazo, siguiendo la tónica de años anteriores. El de los Torrestrella también fue un encierro inmaculado -solo dos traslados, o tres-, tan blanco como el lomo de «Rayosol», el toro cárdeno que se convirtió en protagonista e iluminó al menos el tramo final de la carrera.
El burel, precioso de tipo y de color, se quedó aislado en Telefónica de una manada que había corrido muy prieta en los 700 metros anteriores. Mientras sus hermanos entraban juntos a la Plaza y se marchaban rectos a los corrales, el callejón olía a miedo. Sin embargo, los corredores estaban muy inspirados ayer. Todos los que pasaron ante sus astas, queriendo o sin querer, hicieron justo lo que debían. Los tumbados en el suelo, quedarse inmóviles. Los que se cruzaron en su camino cuando intentaba darse la vuelta, ayudar a «Rayosol» a enderezar su trayectoria. Y los que iban en la misma dirección, citarle con prudencia y manteniendo la distancia. Brillante trabajo.
«Rayosol», 545 kilos, se fue a su última morada bien acompañado por los mozos. Solo un par cuyas condiciones físicas dejaban algo que desear se vieron en ciertos apuros, aunque en ningún momento se rozó la tragedia. Fue solo medio minuto extra, hasta acabar en 2.47.
Son 22 segundos menos que la media que habían acreditado los Torrestrella hasta ayer. Una vez que los Cebada Gago se cayeron del cartel, los gaditanos Torrestrella eran quizás los más terroríficos del plantel, con la embestida mortal de 1995 contra Matthew Peter Tassio todavía en la memoria de todos y una media de casi dos cornadas por carrera. Pero ayer estuvieron de lo más formal.
Destacó sobre todo el modo en que mantuvieron el hermanamiento, ya que hasta la caída de «Rayosol» todos corrieron tocándose y bien arropados por los cabestros. Tan juntos iban que la anchura de la calle se les quedó algo corta y alguno de los morlacos se vio obligado a barrer los laterales con la cornamenta, pero sin mala intención. En el espacio abierto de Mercaderes, allá donde el antiguo Iruñazarra, un par de corredores las pasaron canutas al topar de frente el pitón derecho del Torrestrella, si bien salieron ilesos.
Dos (o tres) hospitalizados
Antes de que salieran ante las cámaras, tan raudos y veloces como siempre, los portavoces de la Cruz Roja, ya se intuía que había sido un encierro muy limpio. Al final, un joven de Artika de 20 años evacuado al hospital por un traumatismo craneal leve, desde Santo Domingo, y un estadounidense de New Jersey de 40 años llevado desde el callejón a causa de un traumatismo en el tobillo, menos grave.
El parte médico oficial acaba ahí. Otras fuentes añadieron que un mozo de Arnedo (Rioja) de 20 años también fue trasladado en ambulancia, esta vez desde la calle Estafeta y por culpa de contusiones varias. Pasara o no por el hospital, lo relevante es que no fue nada grave.