La carrera del actor cómico Adam Sandler va de mal en peor, con una serie de fracasadas comedias que no recuperaron lo que habían costado. Por eso se agarra a su único y gran éxito comercial de hace tres años, que fue «Niños grandes». El argumento no daba para más de una película, pero ha tenido que alargarlo como ha podido, repitiendo de nuevo para la segunda parte el tan gastado esquema del reencuentro de viejos colegas.

Esta vez el protagonista se muda ya con su familia a su pueblo natal, para así no tener que revivir sus juegos de infancia solamente durante las vacaciones o las visitas puntuales. Del tema del peterpanismo yanqui se pasa a una total infantilización, hasta el punto de que los padres llegan a parecer más críos en su comportamiento que los propios hijos pequeños.

Cuenta de nuevo con el reparto que completaban Kevin James, Chris Rock y David Spade. La única baja es la de Rob Schneider, según la versión oficial por problemas de agenda, aunque no está de más recordar que en la primera parte la crítica le castigó con un Razzie al Peor Actor Secundario del 2010, por lo que no es extraño que se niegue a repetir la experiencia. Quien si lo hace es Salma Hayek en el papel de la mujer del prota, y a la que se une como actor invitado Taylor Lautner.