Maite SORoa | msoroa@gara.net
Dicen que Aznar es «poco gallardo»
Es sabido que la derechona española anda divida entre marianistas y aznaristas, entre Guatemala y Guatepeor. Y en la larguísima nómina de plumillas adscritos al movimiento hay quien se pone del lado de unos y quien se pone del lado de los otros. También hay quien se pone de perfil, por lo que pueda pasar. El columnista de «Elconfidencialdigital» José Apezarena no parece contarse entre los hooligans del expresidente exbigotudo, de quien dice que «cada vez que aparece en actos del PP o coincide con dirigentes del partido, se reafirma en esa posición distante y crítica, que queda de toda evidencia por sus gestos y palabras. Vamos, que sigue empeñado en ser un incordio». Que se lo digan a Rajoy... Apezarena recuerda que el vallisoletano de las mil abdominales diarias «afirma que no oculta ninguna ambición política, que no tiene intención de regresar a la lucha partidista, que no opta de nuevo al liderazgo ni a la presidencia del Gobierno», por lo que se pregunta «¿por qué la insistencia en seguir siendo el Pepito Grillo, cuando no el Jaimito, del PP? ¿Qué pretende conseguir o demostrar?». Igual es que le ha entrado complejo de moscardón, que todo es posible.
El plumilla navarro, biógrafo del hijo del monarca español, cree «evidente» que Aznar «no se conforma con pasar definitivamente al segundo plano, a la jubilación política. Con lo que sigue provocando dolores de cabeza a los que presuntamente son los suyos», y desliza con guasa que «a lo mejor habría que reclamarle algo más de aguante: de correa (con perdón)». Servidora diría que pedirle aguante a la tercera pata del banco de las Azores es como pedir a Iñigo Urkullu que cuente un chiste o animar a Carmen Alba a que pase los sanfermines relajada. Así que como lo del aguante va a ser que no, Apezarena le pide al marido de la alcaldesa de Madrid que «dé el paso al frente de una vez por todas, que asuma el papel de alternativa dentro del PP y se la juegue. Porque ese quiero y no quiero, ese amago pero no doy, ese yo tengo la razón pero no me arriesgo a someterla al voto de los demás... empieza a parecer hasta poco gallardo de su parte». Vamos, que Aznar sería como el perro del hortelano, si el hortelano tuviera un pit bull.