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Raimundo Fitero

Punto

Ni recopilaciones, ni exculpaciones. Hay que volver a repetir los mensajes básicos sobre la libertad individual, sobre la violencia de género, sobre los comportamientos de las manadas de adolescentes, o no, que sobrados de testosterona y alcaloides abusan, agreden, violentan a las mujeres creyendo que una efusión expresiva en su participación en la fiesta es una licencia para algo más que la convivencia en absoluta libertad.

No queda claro si estamos ante una demostración del fracaso educacional o simplemente a la descomposición de los valores primarios de respeto y participación festiva que nos llevan a estas actitudes salvajes, violentas, agresivas contra las mujeres. O un compendio de ambos. O la relación causa-efecto de una laxitud dolosa, creyendo que todo se resuelve con una proclamación de intenciones. Los docentes en ejercicio nos hablan en privado de un rebrote de estas actitudes en la aulas y en los patios. Por lo tanto, llevado a un extremo permisivo de unas fiestas populares consagradas a Baco y las criadillas de toro, pueden convertirse en esta monstruosidad que cada vez que vemos los vídeos repetidos de las secuencias más evidentes nos recorre un fuego interno, una sensación de derrota. ¿Cómo es posible que esos jóvenes puedan ser nuestros hijos, sobrinos o vecinos? Y lo son. Alerta.

Punto. Se acabaron, pero esta lección debe servir para que en todo el periplo festivo que hasta el mes de setiembre recorre Euskal Herria, se ponga más atención, y no se trata de contemplar la barbaridad, sino de impedirla. De prevenirla y de actuar en caso de inicio.

Y es algo que debe ser tarea de todos, pero sobre todo, de los varones, quienes puede oponer tanta fuerza como esa fuerza bruta, lasciva, de los que abusan y tocan en la cobardía del anonimato. Todos debemos vestir y expresarnos como nos plaza. Todos tenemos el derecho de sentirnos libres en cualquier ámbito festivo y circunstancia. Ni una agresión más, consentida o contextualizada. El alcohol no crea violencia, desinhibe a los agresivos, quita caretas. No nos confundamos una vez más. Las fiestas son expresión de ansias de convivencia y libertad. Punto.

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