Hace días trajimos a esta lupa el comentario de un opinador al que no le gustan los sanfermines. Bueno, pues el émulo de Karabinagre se queda corto al lado de una cuadrilla a la que, al parecer, no le gusta ninguna fiesta que se celebre en Euskal Herria. La información venía ayer en «Abc», firmada desde Madrid y con el siguiente titular: «Impulsan una red ciudadana para boicotear fiestas proetarras». No es broma, en serio que el periódico de Vocento publicó esta majadería. Ya entrando en materia, la autora -o autor, porque firmaba con iniciales, quizá por vergüenza torera- explicaba que «un grupo de ciudadanos vascos, sin afiliación política, está impulsando una plataforma con el objetivo de llamar al boicot y denunciar aquellas fiestas patronales del País Vasco y Navarra que, con el apoyo de sus ayuntamientos, exhiban fotos de presos etarras o cualquier otra simbología que encierre enalte- cimiento del terrorismo». Vamos, que por la definición solo serán dos o tres pueblos... Por cierto, lo de sin afiliación política, digno del club de la comedia.

Dice «Abc», diario hermano de «El Correo» y «Diario Vasco», que «se trata de una iniciativa en fase embrionaria por lo que, con toda seguridad, no llegará a tiempo para los festejos de este verano. Pero tiene vocación de aglutinar al mayor número de ciudadanos, sin afiliación política, al menos declarada, y `ponernos a trabajar a partir del próximo año'». Pues empiezan bien si ya andan con retraso. Qué poca seriedad, de verdad...

Sobre los motivos de la iniciativa, uno de los promotores explica que «no estamos dispuestos a resignarnos, como si se tratara de un fenómeno natural, a que nosotros o nuestros hijos se castiguen la vista con fotos de terroristas cada vez que participamos en unas fiestas», y dice sentirse «indignado porque el emblemático kiosko de música del Boulevard donostiarra está tomado por pancartas proetarras, a un mes vista de la Semana Grande, con el beneplácito del alcalde bildutarra, Juan Karlos Izagirre». A servidora le están entrando unas ganas locas de conocer al indignado en cuestión, porque conociendo la decoración que lucen las calles de este país se lo imagina con un enfado perpetuo. Total, que la iniciativa «trataría, en caso de enaltecimiento del terrorismo, de hacer llamamiento a los ciudadanos para que lo denuncien ante el juzgado de guardia y no acudan a las fiestas». Seguro que no les echan de menos.