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La Parte Vieja de Donostia: «zona saturada de terrazas y contaminación acústica grave»

En cualquier caso, la defensa del espacio público y del interés general de la ciudadanía debe ser el centro del debate sobre la normativa de terrazas

Es obvio que la instalación de terrazas de hostelería ha ido quitando espacio a plazas y calles. Año tras año, el Ayuntamiento ha ido permitiendo que la ocupación privada del espacio público aumentara (con autorización en unos casos y sin ella en otros).

Como consecuencia, se han producido choques y conflictos entre la razón de ser del espacio público y la lógica de quienes ven en el espacio público un lugar con el que obtener un beneficio, un lugar a donde extender sus establecimientos.

¿Quién va a estar disconforme con que la autorización de las terrazas deba atender a criterios de compatibilización del uso público con la utilización privada y que, en caso de conflicto, deba prevalecer la utilización pública de dicho espacio? ¿O que las terrazas puedan dificultar la circulación peatonal? Nadie. Frases como estas aparecen en el preámbulo de cualquier normativa sobre terrazas. Pura falsedad si no hay medidas concretas unidas a esa declaración de principios. Puro engaño, si el control es escaso y se prefiere mirar para otro lado.

Compartimos la necesidad de una nueva normativa que regule la instalación de terrazas en el espacio público de Donostia, e incluso reivindicamos participar en la elaboración de la normativa. Pero la propuesta presentada por el equipo de gobierno de Bildu no ha contado con la asociación y nos ha decepcionado. Esperábamos que la utilización pública del espacio prevaleciera sobre la privada y, sin embargo, se continúa en el camino llevado hasta ahora de favorecer el interés privado.

Requeriría más espacio explicar todos los puntos con los que estamos en desacuerdo, así que vamos a referirnos solo a seis elementos básicos:

-Cualquier normativa debe cumplir normas de ámbito superior. A la hora de autorizar la colocación de terrazas no se pueden plantear excepciones en el respeto a la anchura mínima de paso peatonal ni a la anchura de paso para los vehículos de emergencias. El Ayunta- miento está obligado a cumplir la normativa.

-La normativa sobre el ruido establece los niveles de emisión que no deben ser sobrepasados para no generar un ambiente molesto y contaminante. La Administración debe velar por su cumplimiento. Por ello demandamos que, previo a autorizar la colocación de terrazas y su horario, el Ayuntamiento tiene que realizar mediciones y dibujar un Mapa del Ruido. La Administración tiene que establecer aquellas zonas que estén acústicamente saturadas. La propuesta del equipo de gobierno no habla de ello. Por el contrario, plantear mantener abiertas las terrazas durante cuatro meses hasta las dos de la mañana (viernes, sábados y vísperas de festivo) o hasta las 1.00 horas (de domingo a jueves) es no decantarse por el derecho al descanso del vecindario.

-Hay calles y plazas donde las sucesivas autorizaciones han supuesto una concentración tal de terrazas que el destino de ese espacio ha resultado alterado. Ante ello planteábamos que el Ayuntamiento hiciera suyo el concepto de espacio saturado de terrazas, al igual que aceptó hace años el concepto de zona saturada de establecimientos hosteleros.

-Hay plazas y espacios singulares que deben ser regulados de una manera específica por sus características históricas y formales. Al igual que hay una propuesta específica para la Plaza de la Constitución, defendemos que hay más espacios que deben tener un tratamiento especial.

-La propuesta del equipo de gobierno no asume la necesidad de realizar mediciones del tráfico peatonal. Plantear la colocación de dos mesas altas en todas las calles de la Parte Vieja con una anchura menor a seis metros es no advertir las dificultades para transitar por ellas (resultado de un alto nivel de visitantes y de turistas)

-Se permitirá apilar el mobiliario de la terraza en la vía pública, autorizando uno de los más patentes incumplimientos, continuado en el tiempo y generalizado en el espacio, al que los distintos Ayuntamientos han cerrado los ojos.

Existen más elementos críticos respecto al proyecto que será aprobado en el pleno de hoy, 24 de julio, que esperamos poder exponérselos, tanto al Gobierno Municipal como a los partidos de la oposición (de algunos de estos hemos leído declaraciones en prensa que aún nos asustan más).

No se respeta el derecho de libre circulación de las personas que sufren alguna discapacidad. En cualquier caso, la defensa del espacio público y del interés general de la ciudadanía debe ser el centro del debate sobre la normativa de terrazas

Por último, hay veces en que lo obvio debe ser repetido: no estamos en contra de las terrazas, ni somos aburridos y aburridas, ni insolidarios e insolidarias, ni aguafiestas, ni quere- mos frenar la creación de empleo y la economía de la ciudad. Déjense a un lado comentarios demagógicos y centrémonos en eso que nadie duda en defender, en teoría: preservar la calidad del espacio público y los derechos del vecindario.

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