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El Ejército saca a sus matones para amedrentar a los islamistas egipcios

El Ejército ha dado una vuelta de tuerca y la Policía y grupos de matones atacaron ayer uno de los campamentos permanentes de los Hermanos Musulmanes. Estos, que amagan con extender sus protestas a toda la capital, respondieron con la convocatoria de nuevas marchas. Su disposición a morir bajo las balas está creando contradicciones en algunos grupos que apoyaron el golpe de Estado, desde los salafistas a organizaciones de izquierda.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Egipto está viviendo estos días una reedición de los estertores del régimen de Mubarak, cuando este mandó a la Policía y a sus matones a sueldo para reventar las manifestaciones.

Si el objetivo eran entonces los revolucionarios, ahora son los Hermanos Musulmanes y, en general, los defensores de la legitimidad del derrocado presidente, Mohamed Morsi.

Fuentes de la seguridad egipcia confirmaron seis muertos en la acampada de protesta en la plaza del Renacimiento, situada en Giza y próxima a la Universidad de El Cairo, pero los presentaron como víctimas de enfrentamientos entre partidarios y detractores de Morsi.

Por contra, los Hermanos Musulmanes denunciaron que sus seguidores fueron atacados por policías y francotiradores. Las imágenes suministradas por las agencias dan la razón a estos últimos y revelan una caza al islamista por parte de hombres armados vestidos de civil y de grupos de jóvenes armados con bastones.

Los alrededores de la Universidad son, junto a las inmediaciones de la mezquita Rabaa al-Adawiya, los puntos de concen- tración de las protestas, diarias desde el golpe de Estado militar del 3 de julio.

Al menos otras cuatro personas murieron en la represión de las marchas de protesta de los islamistas en las inmediaciones de la plaza Tahrir, en el centro de la capital, y en la zona de Qaliub, al norte de El Cairo. Los Hermanos Musulmanes denunciaron otros dos muertos en sus filas cuando fueron atacados por la Policía mientras pasaban por una comisaría en Nasser City.

Se elevan ya a 150 las víctimas mortales directas del golpe, a las que hay que sumar cerca de medio centenar en la Península del Sinaí, fallecidas en ataques de grupos yihadistas.

Todo ello sin olvidar el incremento de los ataques a la minoría copta (entre un 6% y un 10% de la población), en represalia por su apoyo al golpe y al alto estamento militar egipcio. HRW ha certificado seis ataques, uno de ellos con cuatro muertos.

Mientras aplica una censura total, secundada por los grandes medios internacionales, el presidente interino nombrado por el Ejército, Adly Mansur, llamó a la «reconciliación y a abrir una nueva página en la historia de nuestra nación».

Los Hermanos Musulmanes no se arredran y anunciaron para última hora de ayer dos nuevas marchas, además de ofrecer una rueda de prensa para denunciar la caza que están sufriendo.

Los salafistas de Al-Nur, que apoyaron el golpe de Estado, afrontan el malestar de sus bases e instaron al Gobierno «a hacer algo antes de que sea tarde». También para ellos.

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