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Raimundo Fitero

Un caso

 

Campamento de verano» se ha convertido en un campo de experimentación de neurosis, estrategias de ventas y asimetrías entre capacidad intelectual y telegenia. Un reality de bajo coste que está consiguiendo notoriedad a base de la explotación de las reacciones de un participante que no se sabe con claridad si se está inmolando, se está revelando tal como es o simplemente es un caso de gran actriz camuflada como narradora.

Lucía Etxebarria, se ha convertido en un caso. Se quiere ir, pero se queda. Llora, lee, se expresa con un lenguaje entre mojigato y cheli, está siempre buscando la excepción, ha logrado la unanimidad de los otros concursantes en su contra y la dirección del programa le parece que es el filón que debe explotar porque es lo diferente. En este contexto, los vídeos editados con las mejores escenas de su vida en las últimas horas, nos descubre una convivencia delirante, una tensión exagerada, unas tormentas emocionales que nos muestran desequilibrio personal. Y frases interesantes para analizar desde otras perspectivas, porque mientras la ganadora de un Premio Planeta reconocía que se había equivocado al entrar, los cuervos que revolotean alrededor en el plató se mofaban de su evidente desmoronamiento.

Se concentran diversos datos a estudiar: el desconocimiento de la susodicha de lo que es un reality televisivo, por lo tanto su error de partida, el confesar que está ahí por una cuestión de deuda con el fisco, su propio carácter, la distancia cultural con sus competidores, su manera de hablar enfrentada a la de unos individuos que sus únicos méritos es haber salido en otros programas televisivos similares. Habituados a las intrigas, el lenguaje callejero, los análisis viscerales y en conceptos primarios de las situaciones, a forzar en convivencia patrocinadas relaciones que gusten al exterior.

Conmueve ver a alguien dentro, tan preocupado de lo que se ve fuera, no de lo que hace. Es decir, sea verdad, mentira, montaje o un error garrafal, hay unas materias subsidiarias que se merecen atender fuera del negocio, y esperemos acontecimientos, por si acaso tras esta exhibición impúdica vende más libros o no vende ninguno más.