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corrupción en el estado español

La pelota vuelve a Bárcenas tras seguir negando todo Rajoy

Asume solo que erró al creer en la inocencia del extesorero y reconoce algunos sobresueldos, pero reitera que el dinero tenía procedencia legal.

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Alberto PRADILLA | MADRID

Pronunció el nombre de Luis Bárcenas, tabú hasta ayer, y reconoció el pago de sobresueldos («remuneraciones complementarias») en Génova, argumentando que se trata de una práctica legal y generalizada. Estas son las escasas concesiones del presidente español, Mariano Rajoy, durante la comparecencia en la que debía de ofrecer «su versión» sobre los escándalos de corrupción que apuntan a la financiación ilegal del PP. No se salió del guión. Apeló a la teoría de la «manzana podrida» y se parapetó tras su extesorero, ahora encarcelado en Soto del Real, asegurando que su única culpa es la de «equivocarse» al «mantener la confianza en alguien que no la merecía». Rechazó que el PP haya recibido fondos opacos y eludió responder a las principales preguntas sobre el caso. Además, sacando pecho por su mayoría absoluta, dejó claro que ni piensa dimitir ni convocará elecciones, al tiempo que cargaba contra la oposición por amagar con una moción de censura. Según Rajoy, el debate generado alrededor de los escándalos perjudica la imagen exterior y una hipotética recuperación económica.

«Me equivoqué», afirmó en relación a Bárcenas. Lo hizo nada más comenzar un discurso a la ofensiva, que apenas tocó las cuestiones financieras, que pasó de puntillas sobre los grandes interrogantes acerca del «caso Bárcenas» y que estuvo muy centrado en buscar el cuerpo a cuerpo con el resto de grupos, especialmente el PSOE.

No aclara los SMS

«Di crédito al señor Bárcenas, Creí en su inocencia. Lo hice hasta el momento en el que se confirmaba la existencia de cuentas en Suiza no declaradas. Ese es todo mi papel en la historia», aseguró Rajoy. Una afirmación que se contradice con lo publicado por el diario «El Mundo», que reveló mensajes cruzados entre el presidente y su extesorero tiempo después de que se conociese que Bárcenas disponía de 22 millones en un paraíso fiscal. Pese a ello, Rajoy insistió en argumentar que mantuvo su apoyo hacia el extesorero hasta que se convenció de que era culpable.

Sobre su propia responsabilidad, echó balones fuera. «A mí lo que se me pide es que me declare culpable. No se me piden explicaciones. No me voy a declarar culpable porque no lo soy», afirmó Rajoy en tono solemne. El presiente español defendió que él siempre ha cumplido con Hacienda y argu- mentó que «no le consta» que el PP se haya financiado de forma ilegal. Una frase hecha a la que ya se acogieron muchos de sus colaboradores cuando estalló el escándalo de «los papeles de Bárcenas». «Contesté a sus mensajes y hablé con él, y le pedí que dejara la tesorería en 2009 y en 2010 dejó el Senado y la militancia y en 2011 fue desimputado y varios meses después fue imputado», dijo. Eso sí, ni una palabra sobre los mensajes de marzo de este año.

La presunción de inocencia

La defensa de la «presunción de inocencia» es una cuestión que preocupa ahora a Rajoy. «Hay quien quiere convertir el Congreso en una enorme comisaría», llegó a afirmar. En este punto, cargó contra grupos políticos y medios que han dado credibilidad a la versión del extesorero (tildada como un «renglón escrito al vuelo en un papel arrugado escrito a mano»). «Hay un círculo de la calumnia. Un delincuente da la información a un periódico, este manipula y tergiversa adecuadamente para generar una calumnia que al mediodía será ampliada por las televisiones», aseguró, citando expresamente a «El Mundo» y parafraseando a Rubalcaba. Un recurso, el de apropiarse de frases antiguas del líder del PSOE, que convirtió la coletilla «fin de la cita» en la expresión del día. Algunas voces apuntaron que se trataba de una acotación que no debía de leerse, ya que aparecía entre paréntesis en el texto del discurso.

Pese a las exigencias de que dimita, Rajoy dejó claro que no se va. Y eso que se lo demandaron casi todos salvo el PNV (que sí le preguntó si dejaría el puesto si se demuestra que ayer mintió), CiU, Foro Asturias y UPN. Rubalcaba, protagonista del habitual «y tú más» con el PP no descartó recurrir a la moción de censura. Eso será después del verano. Todo ello, a la espera del próximo movimiento de Luis Bárcenas, principal blanco de los ataques de Rajoy y ahora en prisión, pero que ya avisó ante el juez de que disponía de más material que inculparía al PP.

«¡imbéciles!»

Las bancadas de PP y PSOE representaron su habitual confrontación de abucheos y aplausos. Cuando hablaba IU, Agustín Conde, diputado de la derecha, respondió a gritos calificando de «imbéciles» a los portavoces de izquierda.

declaraciones:

Los partidos abertzales constatan el descrédito del sistema político español

Los portavoces de Amaiur, PNV y Geroa Bai constataron el descrédito que los casos de corrupción han provocado en el sistema político español, aunque difirieron en las recetas a aplicar. «El problema es el propio modelo corrupto del Estado», certificó Xabier Mikel Errekondo, quien consideró que «la corrupción es cultura» en el Estado español y que buena parte de la responsabilidad corresponde a PP y PSOE, los dos partidos mayoritarios. «Mariano (Rajoy) o Alfredo (Pérez Rubalcaba) son las dos caras de una misma moneda», remarcó el portavoz abertzale, al tiempo que recordaba que «presidentes, ministros, gobernadores civiles, policías y guardias civiles han estado implicados y son responsables de robar millones y millones». La impunidad fue también denunciada por Errekondo, que recordó casos en los que funcionarios españoles apenas han sufrido castigo pese a ser condenados por muertes y torturas. Recordó, entre otros, los casos de Enrique Rodríguez Galindo y Emilio Hellín. «La solución vendrá con una ruptura total con el anterior y el actual régimen político tras una verdadera transformación democrática», reivindicó, remarcando las líneas maestras ya apuntadas en el documento presentado el miércoles por Amaiur, ERC y BNG: «aplicación de parámetros verdaderamente democráticos, participación popular como eje de la actuación política, social y económica, así como el reconocimiento del derecho de autodeterminación».

«Solo ha dicho, me equivoqué. ¡Qué paralelismo entre el jefe del Estado y el jefe del Gobierno!», ironizó Aitor Esteban, que certificó que la «Marca España» esté hecha «unos zorros» por casos como el de Bárcenas. El portavoz jelkide consideró que hay «indicios razonables» para pensar que el PP se ha financiado con dinero ilegal procedente de grandes empresas y preguntó a Rajoy si dimitirá si se prueba que lo declarado ayer en el Senado es mentira. No obtuvo respuesta. Uxue Barkos, por su parte, consideró que el «caso Bárcenas» constituye «la punta del iceberg de un sistema mal construido» e instó a Rajoy a no ampararse «en la crisis ni en el proceso judicial».

UPN, también lastrado por casos de corrupción en Nafarroa como el de la CAN, realizó una encendida defensa de Rajoy y apuntó a «los contras y los antis» por denunciar las tramas. A.P.

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