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«Renoir» extrae un pasaje concreto de la vida de esta familia de grandes artistas
La historia de la familia Renoir es inabarcable, y Gilles Bourdos ha preferido detenerse en lo que ocurrió en su casa de Les Collettes, en la Provenza, durante el año 1915. Fue cuando llegó como modelo Andrée Heuschling, inmortalizada en los cuadros de Pierre-Auguste Renoir, a la vez que se convertía en la musa del futuro cineasta Jean Renoir con el nombre artístico de Catherine Hessling. Se basa en un libro de Jacques Renoir, hijo del director de fotografía Claude.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Hay películas que son más interesantes por el periodo histórico que retratan que por sí mismas, y es el caso de «Renoir», que recrea un pasaje concreto en la vida de una de las familias artísticas más grandes de todos los tiempos. Está basada en la novela de memorias familiares «Le tableau amoureux», escrita por Jacques Renoir, fotógrafo hijo del director de fotografía Claude Renoir, y, por tanto, nieto del actor Pierre Renoir.
Para no liar demasiado el embrollo de nombres, aclararemos que el Claude que sale en la película no es el director de fotografía, sino uno de los hermanos del cineasta Jean Renoir, al que llamaban Coco. Sí aparece Pierre, el actor, que en todo momento reniega del nuevo cinematógrafo y prefiere consagrarse al teatro. Se le ve con un brazo en cabestrillo, fruto de una herida de guerra.
Les Collettes, 1915
También regresa herido del frente Jean Renoir, arrastrando una cojera que ya no le abandonará. Todavía no tiene definida su vocación, aunque tal vez se haga ceramista como su padre, que antes de ser pintor empezó decorando platos en una fábrica de porcelanas, hasta que la revolución industrial le liberó de su trabajo como operario.
Al llegar a casa, Jean se encuentra con que su padre tiene una nueva modelo, después de que su difunta madre expulsara de Les Collettes a Gabrielle, que era la favorita de Pierre-Auguste. Se trata de Andrée Heuschling, una inicipiente actriz del cine mudo que va a inculcar en Jean la decisión de dirigir películas. Lo que sucedió después se resume en el texto que enlaza con los títulos finales de crédito, ya que, rebautizada con el nombre artístico de Catherine Hessling, llegó a protagonizar un largometraje y tres cortometrajes realizados por su marido. El matrimonio duró entre 1920 y 1931, rompiéndose con la llegada del cine sonoro. Por paradojas de la vida, ella dejó el cine y él se convirtió en todo un maestro.
La cinefilia está muy presente en la casa familiar de La Provenza, con las proyecciones que organiza Jean. Con la joven Andrée habla sobre las actrices de moda en 1915, destacando entre las de Hollywood Pearl White, mientras que en el mercado francófono causa sensación la misteriosa Musidora, que acaba de estrenar «Les Vampires» de Louis Feuillade.
Por su parte, Pierre-Auguste pinta en silla de ruedas, ya que la artrosis dificulta su movilidad. La modelo que viene a sustituir a la niñera Gabrielle le devuelve la pasión por el retrato carnal, como una manera de aferrarse a la vida. Confiesa a su hijo Jean que su filosofía ha consistido en dejarse llevar como el corcho mecido por la corriente. Sucede que cuando uno se consagra por entero a su arte, la vida pasa a su lado casi sin darse cuenta.
La interpretación de Michel Bouquet como el viejo pintor en sus últimos años es siempre distante, aunque cargada de sencilla sabiduría. A Vincent Rottiers como Jean y Christa Theret como Andrée se les ve desbordados por la relevancia de sus personajes, y no terminan de creerse que estén dentro de ellos, o que hagan las mimas cosas que ellos hicieron en su juventud.
Dirección: Gilles Bourdos.
Intérpretes: Michel Bouquet, Christa Theret, Vincent Rottiers.
Fotografía: Ping Bin Lee. Música: Alexandre Desplat. País: Estado francés. 2012. Duración: 111 minutos.
En un diálogo de «Renoir» se dice que muchas modelos acababan de criadas, pero también sucedía lo contrario. En «La joven de la perla», película basada en la novela homónima de Tracy Chevalier, se especula con que la modelo fuera una criada del pintor Vermeer llamada Griet. ¿Y qué pasaba si la modelo era también una artista? Se explica en «La pasión de Camille Claudel», donde se cuenta cómo la escultora no fue reconocida como tal, siendo considerada la musa de Rodin. En «El artista y la modelo» el escultor Aristide Maillol contaba como modelo con una refugiada de la guerra, tal vez inspirada en Dina Vierny. M.I.