Hay una cierta tendencia en la política vasca a modular o, incluso, a decir exactamente lo contrario dependiendo de en qué institución esté la tribuna del orador. Los partidos que en el Parlamento Vasco hacen llamamientos a la coordinación o a evitar duplicidades, luego en las Juntas Generales exigen a las diputaciones que actúen en materias que no son de su competencia. Pero, ¿cuál es el papel que está jugando el Gobierno actual de la Diputación de Gipuzkoa en el impulso del desarrollo de nuestro Territorio?

Para ayudar a entender la situación kafkiana en la que se mueven nuestras instituciones me voy a valer de un ejemplo. Hace ya años a un diputado foral de economía, del PSE por más señas, se le ocurrió que la Diputación de Gipuzkoa tenía que hacer cosas en materia de turismo, a pesar de que el Estatuto de Gernika deja bien claro que la promoción turística corresponde al Gobierno Vasco. ¿Por qué? Porque era un tema bonito. Desde entonces el Ejecutivo foral destina recursos económicos y personal a esta tarea. Se ha dado la paradoja de que el partido que gobernaba en Lakua y, por tanto, el competente en este tema achacó al Gobierno foral de Bildu un descenso en el número de visitantes estatales en 2012. Ahora que Gipuzkoa es el territorio que mejor está funcionando a nadie se le ocurre decir que es gracias al Ejecutivo de la Plaza de Gipuzkoa, que, por cierto, ha hecho una campaña de captación de turistas en Burdeos y Toulouse con excelentes resultados.

Gipuzkoa es hoy el territorio del Estado con menor tasa de paro, según la EPA, un 13,26% en el segundo trimestre de 2013, frente a la media del 26,26. E inferior al resto de territorios de Hegoalde, Bizkaia (16,72%), Araba (15,64%) y Nafarroa (18,32%). Y Gipuzkoa es el único de estos territorios que aumenta la ocupación y que, además, mantiene un descenso continuado del paro durante los últimos cinco meses.

¿Es gracias a que en el territorio gobierna Bildu? Evidentemente, no. La Diputación carece de las herramientas para desarrollar una política económica que tenga influencia real en el cambio de tendencia de una economía globalizada. No legisla en materia laboral. Y no dispone de herramientas esenciales como las políticas de empleo o la monetaria (el Estado, tras la llegada del euro, tampoco), entre otras.

Lo que estamos haciendo desde la Diputación en materia económica para impulsar la economía del territorio es optimizar al máximo el presupuesto de gasto de la propia Diputación. Y, en aquellos campos que son de nuestra directa competencia, política social, carreteras... favorecer el empleo de calidad, exigiendo el cumplimiento de los convenios y evitando la precarización. Además de luchar contra el fraude fiscal y reducir la diferencia en la tributación entre las rentas del trabajo y las del capital.

Empleo de calidad que permite una mayor capacidad de gasto y da aire a una economía que lo que necesita es que se fomente el consumo, justo lo contrario de quienes quieren aprovechar la reforma laboral de Rajoy para reducir sueldos y convertir a Gipuzkoa en una nueva Grecia o un Marruecos con mano de obra barata. Para eso no necesitamos ni trabajadores altamente cualificados, ni I+D.

Esto en lo que se refiere a las competencias propias. Porque en otros ámbitos que no son de nuestra competencia directa, como la política industrial, el empleo o la investigación, el Departamento de Innovación ha implantado con éxito programas de apoyo al emprendimiento, que luego han servido de referencia al Gobierno Vasco. Asimismo, complementamos las políticas del Ejecutivo de Lakua en internacionalización, TICs e I+D. Y cubrimos los agujeros que dejan las administraciones competentes en ciencia y tecnología. Como resultado de la ponencia que todos los grupos políticos pusimos en marcha en las Juntas Generales de Gipuzkoa para estudiar, de una manera participativa y abierta a todos los agentes, la mejor forma de destinar los 7,6 millones de esa partida extraordinaria que pactamos con el PSE, esas políticas que ya se venían haciendo, además de otras nuevas, se han orientado al empleo.

El resultado es que con los 13,5 millones de euros provenientes del presupuesto ordinario del área de Innovación, más esos 7,6 millones de refuerzo, hemos dispuesto de un total de 21 millones de euros que, entre otras cosas, se traducirán en más de 2.000 empleos nuevos o consolidados. La mayor parte de esos empleos, 1.500, vendrán de las líneas de apoyo al emprendimiento. Y el resto, de la acción coordinada de distintas áreas forales, la dirección de Desarrollo Territorial, dependiente del Gabinete del Diputado General, subvencionando la contratación por parte de los ayuntamientos de 200 desempleados y haciendo una discriminación positiva con los municipios con mayor número de parados a la hora del reparto del 1.500.000 de euros destinados a esta línea. Así como de los departamentos de Política Social, Medio Ambiente y de las áreas de Innovación, Turismo y Desarrollo Rural de mi propio departamento. 2.000 empleos sin contar los inducidos que supondrán las acciones de impulso del comercio y la hostelería que hemos consensuado con ambos sectores. Todo ello con una visión de territorio, tratando de reducir las desigualdades entre las comarcas y favoreciendo la cohesión social.

Es la primera vez que la Diputación de Gipuzkoa lanza un paquete de medidas de impulso del empleo de esta envergadura que, sin duda, tendrá un efecto positivo en la mejora de nuestras cifras de paro. A pesar de los esfuerzos que requiere la puesta en marcha de estas acciones tendremos que destinar tiempo a afrontar la denuncia de ADEGI contra el diputado de Política Social, Ander Rodríguez, y la reprobación del PSE contra mí mismo en Juntas Generales. Es la forma que algunos tienen de ver la política: todo vale, aunque sea evidente que no hay ninguna base para la denuncia, con tal de desgastar y no dejar gobernar a quien introduce métodos nuevos y más eficientes en la gestión política.