No entiendo por qué la crítica se resiste a darle a Guillermo del Toro la importancia que realmente tiene dentro de la evolución del cine fantástico, tal vez sea debido a su procedencia mexicana. Es de los pocos cineastas que, incluso dentro de una megaproducción, siguen siendo autores, y en eso no tengo ningún problema en colocarlo por encima del mucho más valorado Christopher Nolan. Al de Guadalajara le ha llegado la hora de enfrentarse a un presupuesto de 180 millones de dólares por primera vez en su carrera, y el resultado es tan bueno o mejor que cualquiera de sus trabajos independientes.

Ha sabido hacer suyo un guión inicial de Travis Beacham, y no solo eso, sino que además ha sido capaz de universalizar subgéneros tan japoneses como el kaiju y el mecha, incorporándolos al cine de acción futurista made in Hollywood.

Pilotos en el simulador

Para parar una invasión de monstruos kaiju, la humanidad desarrolla unos gigantescos robots tripulados, lo que se conoce como mecha, y que en «Pacific Rim» son rebautizados como jaegers, término germánico que significa «cazadores». El problema es que las criaturas alienígenas cada vez alcanzan proporciones mayores, surgiendo de forma imparable desde las profundidades abisales del Océano. Y cuando la máquina no responde a tal nivel de exigencia no queda otro remedio que apelar a la heroicidad.

Los jaegers son pilotados en pareja, con movimientos parecidos a los de un simulador o de los juegos de consola tipo Wii. Los pilotos se encuentran unidos entre sí por un puente nuronal para establecer una mayor compenetración.