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Miyazaki reabre el debate imperialista en Japón

Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

A estas alturas ya nadie debe extrañarse de que un largometraje de animación pueda suscitar grandes debates políticos, porque el género disfruta de una edad adulta gracias a maestros como Hayao Miyazaki. El veterano autor presentará en la Mostra de Venecia su última película «Kaze tachinu», que en su estreno japonés ya ha provocado reacciones encontradas.

Hay quien acusa a Miyazaki de ensalzar la figura de Jiro Horikoshi, ingeniero que diseñó el avión de combate Zero, decisivo en la II Guerra Mundial a partir del ataque a Pearl Harbor. Se da la circunstancia de que el padre de Miyazaki también trabajó en la construcción de piezas para aviones, y de ahí que se le achaque cierto partidismo a la hora de tratar el periodo bélico en relación con el sentimiento patriótico.

El cineasta se defiende de quienes, según él, no han entendido la película. Horikoshi es presentado como ejemplo de un sueño hecho realidad, pero nunca hasta el punto de justificar el desarrollo armamentístico del que fue objeto su invención. Aprovechando el anuncio por parte del primer ministro nipón Shinzo Abe de una revisión de la constitución pacifista del país, Miyazaki publicó un ensayo en el que advierte, al igual que su película, sobre los peligros de una vuelta a los delirios imperialistas del pasado. Su tesis se basa en que en el Japón previo a la II Guerra Mundial ocurrieron hechos similares a los actuales, en referencia a las catástrofes naturales o ambientales y a la crisis económica. Entonces la reacción consistió en reforzar el nacionalismo invasor, como una manera de devolver a la patria su posición estratégica del gigante asiático.

Estreno

T.O.: «Momoiro sora o».

Dirección, Guión, Fotografía y Montaje: Keiichi Kobayashi.

Intérpretes: Ai Ikeda, Ena Koshino, Reiko Fujiwara, Tsubasa Takayama.

País: Japón. 2011. Duración: 113 m.

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