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Emergencia en la cárcel más grande del mundo

El golpe de Estado protagonizado por el Ejército egipcio ha causado, además de un quebranto en el incipiente y frágil proceso democrático del país árabe, y numerosas víctimas entre los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi, una situación de emergencia humanitaria en la vecina Gaza, donde la situación es insostenible. Según informa el Centro Palestino para los Derechos Humanos, el deterioro es patente tras el cierre del paso de Rafah, única ventana al mundo de una población atrapada en un pequeño territorio, con el mar a su espalda y la amenaza de Israel de frente.

Gaza lleva más de seis años sufriendo una política de castigo colectivo, indiscriminado, por parte de las autoridades israelíes, que han cerrado todos los pasos fronterizos y apenas dejan pasar un exiguo número de productos básicos, insuficientes para atender las necesidades de la población gazatí. Hasta ahora, el paso de Rafah y los túneles entre la Franja y Egipto -también destruidos- constituían el único pequeño resquicio por el que la vida entraba y salía de la ratonera, y en los últimos meses, tras el derrocamiento de Hosni Mubarak y la llegada de Morsi al poder, la situación parecía haberse aliviado. Sin embargo, la asonada militar ha frustrado toda esperanza de recuperar una mínima normalidad -siempre dentro de los parámetros palestinos- y ha endurecido las condiciones de vida de los habitantes de la mayor cárcel del planeta.

Palestina acostumbra a pagar los platos rotos de los cambios en la realidad política de los países del entorno, en una especie de bucle histórico al que los palestinos responden no con resignación pero sí con infinita paciencia. Pero a pesar del proverbial aguante de este pueblo, la erosión ocasionada por los sucesivos gobiernos israelíes y la complicidad criminal de los militares egipcios amenaza con romper los límites de su resistencia. La comunidad internacional no puede mirar a otro lado cuando las condiciones de vida de millón y medio de personas empeoran por momentos. Gaza no puede permanecer encerrada más tiempo, y romper el cerco es un reto que atañe a todo el mundo.

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