El Arenal comienza a transformarse en el paraíso festivo en el que durante la semana más larga del año reinará Marijaia. En medio del montaje de las txosnas, decenas de comparseros comparecieron bajo los tinglados para dar a conocer la extensa programación y dejar bien claro que, a pesar del esfuerzo económico y humano que efectúan año tras año, «el ingrediente esencial de las fiestas son los bilbainos y los visitantes».

Aste Nagusia no está en crisis y para quienes suspiran por el retorno de Marijaia, «la fiesta que nació del pueblo y para el pueblo sigue siendo hoy la fiesta entre las fiestas». Tras esta afirmación bilbaina tan categórica se encuentra su afán porque crezca a través de la oferta de más actividades participativas, alejadas del mero espectáculo. En la cabeza del cartel se cuentra el certamen gastronómico, sin obviar distintos talleres y campeonatos, cucaña, aerobithon, la visita a los niños ingresados en el Hospital de Basurto, comida de jubilados, bertso-bazkaria, Bilbo Kantari, homenaje a la ikurriña, los juegos de agua y trainerillas en las aguas del Ibaizabal e Hiri Krosa.

Más de 300 actividades, donde como novedad se incluye un torneo de baloncesto a tres en categoría infantil, en colaboración con la Fundación Bilbao Basket y la Federación vizcaina. También habrá un campeonato de lance y un taller y exhibición de slackline, un deporte de equilibrio en el que se anda por encima de una cinta enganchada entre dos puntos fijos.

Regalo desde los mares

Uno de los momentos mágicos de Aste Nagusia es el arranque festivo, en el que las comparsas calientan motores con una animada kalejira por las Siete Calles antes de que Marijaia se asome por la balconada del Arriaga a los sones de la canción compuesta por Kepa Junkera con letra de Edorta Jimenez. Sus súbditos la recibirán con un agurra desde la plaza, «y con un regalo especial -enfatizaron- traído desde nuestros mares, desde Lekeitio, con la kaxarranka que bailará en especial para esta ocasión Peio Murelaga».

Desde Bilboko Konpartsak insistieron en la necesidad de que todas y todos los que se acerquen al Arriaga puedan disfrutar del txupin «como es debido, a la altura de Bilbao y Aste Nagusia, un txupin limpio y respetuoso con Marijaia, sin elementos que nada tienen que ver con la fiesta más grande del mundo y que no hacen más que enturbiar su inicio». «En Bilbao, la harina y los huevos, para hacer croquetas», apostillaron.

Al margen del programa conjunto de la federación, cada comparsa desarrollará en su txosna un cartel específico. En todos los casos, además de la extensa oferta musical, algunas de las veces más atrayente que los conciertos que se anuncian en algunos escenarios, los txikis y sus familias serán mimados. A lo largo de los días, especialmente en las matinales y a primera hora de la tarde, habrá talleres, magos, teatros y músicos que tratarán de ayudar a cuidar la cantera de Aste Nagusia.