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proceso de diálogo entre israelíes y palestinos

No todos en Israel se oponen a las excarcelaciones de presos palestinos

El Gobierno israelí publicó ayer los nombres de 26 presos palestinos que, previsiblemente, hoy serán puestos en libertad como parte del acuerdo para reiniciar las conversaciones entre palestinos e israelíes. La medida ha generado un intenso debate. Aunque algunas asociaciones israelíes han protestado contra estas excarcelados, otras como Círculo de Padres ven en ellas un paso para «parar el ciclo de violencia».

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GARA | JERUSALÉN

Cada liberación de presos palestinos abre un agrio debate en la sociedad israelí, dividida entre quienes se oponen a cualquier tipo de excarcelación por ver en ellas un «triunfo del terrorismo» y entre quienes consideran que no hay camino hacia la paz que no pase por la reconciliación y el perdón. Mientras que para los palestinos son «luchadores por la libertad», para una parte de la sociedad israelí son «terroristas», aunque entre estos últimos se van abriendo espacio voces diferentes.

«Yo no me alegro de que liberen al asesino de mi hijo, pero sé que es la única fórmula. Es doloroso. Es horrible, porque la justicia es el pegamento que mantiene unida a la sociedad. Pero en este caso tenemos que renunciar a tener razón si queremos parar el ciclo de la violencia», afirma Robi Damelin, miembro de la ONG Círculo de Padres, que agrupa a 600 familias palestinas e israelíes que han perdido a sus familiares más cercanos, con la intención de tender puentes hacia la paz.

Su hijo David murió a manos de un palestino en 2002 y, desde entonces, ha conocido a decenas de hombres y mujeres de uno y otro lado cuyos familiares han fallecido a causa del conflicto. «Dejar que los presos palestinos regresen a sus casas es el precio que hay que pagar por la paz, una medida muy difícil pero también muy importante sin la cual esta región nunca vivirá en armonía», insiste.

«La paz no equivale a justicia. Hay que superar el horror. No avanzaremos si seguimos recordando y echando en cara cada muerte», añade.

Damelin insiste en que «cualquier proceso de paz debe estar acompañado de un proceso de reconciliación entre los pueblos». Defiende de manera categórica la vía de la reconciliación porque «todo lo demás se ha demostrado que no funciona. Sin reconciliación no habrá paz, solo un alto el fuego temporal».

Si bien testimonios como el de este padre ponen de manifiesto que no todos los israelíes están en contra de las excarcelaciones, aún resuenan con fuerza los de quienes califican de «incomprensible» esta medida porque «alienta a los otros terroristas que están haciendo cola».

«¿Estamos locos? Liberar a terroristas, asesinos. ¿Para qué hemos creado entonces una nación judía aquí? Para parar el asesinato de judíos y el mensaje que damos es que la sangre judía es barata», exclama Meir Indor, coronel retirado y presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo Almagor.

«No se puede equiparar a los soldados israelíes, que siguen órdenes, tienen moral, son caballeros, gente de principios, con esos terroristas que matan inocentes. Las penas deben cumplirse completas. Dejar escapar a los asesinos no contribuye a la paz. No seamos ingenuos. Empiezan tirando piedras y se convierten en asesinos en masa», sostiene. En su opinión, la única vía es encarcelar o matar a «terroristas palestinos. Pese a toda la buena voluntad que pongamos, hay que gente mala en el mundo. Y a esos no se les habla con buenas palabras, se lucha contra ellos». Planteamientos como este se han escuchado en las últimas semanas incluso dentro del Gobierno.

Nada más arrancar la ronda de exploración entre los dos equipos negociadores y de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, anunciase la liberación progresiva, en cuatro fases, de 104 presos, su ministro de Industria, Comercio y Trabajo y dirigente del partido ultraderechista Hogar Judío, Naftalí Benet, defendió la necesidad de «matar a terroristas árabes» en caso de ser encontrados.

Según informó el diario «Yediot Aharonot», Benet afirmó durante una reunión del Gobierno para analizar las excarcelaciones que «si pillas a terroristas, simplemente tienes que matarlos». Al ser cuestionado por el asesor de Seguridad Nacional, Yaakov Amidror, reconoció haber matado a «muchos árabes. No hay problema con eso». Estas declaraciones provocaron indignación entre los dirigentes palestinos. La responsable del departamento de Cultura e Información del Comité Ejecutivo de la OLP, Hanán Ashrawi, remarcó que tales manifestaciones dejan entrever una «cultura de odio y racismo, incluso al nivel ejecutivo más alto», y son el resultado de «décadas de ocupación militar con impunidad y una deliberada deshumanización de las víctimas palestinas».

Un profundo escepticismo rodea estas conversaciones. Los familiares de estos primeros 26 presos aguardan con cierto recelo su excarcelación, para la que todavía no hay fecha, aunque algunos medios barajan que podría producirse mañana.

En declaraciones a la agencia de noticias palestina Ma´an, Ofir Gendelman, portavoz del primer ministro israelí, señaló que su Gobierno aún no ha establecido ninguna fecha, porque a la publicación de esta primera lista se deben esperar 48 horas para así dar opción a cualquier ciudadano israelí a recurrirla ante la Corte Suprema que, en tal caso, puede convocar una audiencia con carácter de urgencia para decidir sobre estas alegaciones. El secretario del ministro palestino de Presos, Ziad Abu Ein, indicó que, como pronto, serán liberados mañana -la lista fue publicada ayer la una de la madrugada-

«Nuestra principal reserva es sobre cómo los israelíes deciden estas medidas, lo hacen de forma unilateral y nosotros tenemos que aceptar estos procedimientos. Los nombres que figuran en la lista deben formar parte de una negociación y no ser un monopolio israelí. Debemos acordar las categorías, los nombres que integrarán cada tanda», remarcó el presidente del Club de Prisioneros Palestinos, Kadura Fares.

Criticó que el procedimiento que sigue el Gobierno israelí llena de incertidumbre a las familias, que no saben cuándo serán liberados sus seres queridos o si serán finalmente excarcelados, y apuntó que deberían ser liberados en primer lugar los de mayor antigüedad.

Entre esos 26 está Jameel Abdul Wahab Jamal Al-Natsheh, al que le quedan solo 30 días para finalizar su condena. Otros dos lo harán en seis meses, mientras que a otros ocho presos les quedan cerca de tres años. Además, en estas primeras excarcelaciones no figuran presos procedentes de Jerusalén: catorce son de Gaza y doce de Cisjordania.

Está previsto que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, los reciba personalmente. El domingo, tras reunirse con el ministro palestino de Presos, Issa Qaraqe, incidió en la importancia de estas excarcelaciones que, a su juicio, «aumentarán las posibilidades de lograr la paz». Aseguró, en ese sentido, que los presos son una «prioridad» en todo momento y así se mantendrá en la agenda de los líderes palestinos.

Más colonias como contrapeso

Pero, al mismo tiempo en que el Gobierno israelí daba a conocer las identidades de los 26 también anunciaba su intención de construir 1.200 nuevas casas para colonos en Cisjordania, lo que no ha hecho sino aumentar las dudas y reticencias de los palestinos en este incipiente proceso promovido por Estados Unidos.

Medios israelíes sugirieron el mismo domingo que estos planes fueron revelados a Washington con anterioridad y que en parte están destinados a contentar a quienes dentro del propio Gabinete se oponen a la liberación de prisioneros. «Vi que periódicos importantes han informado de que presuntamente hay una especie de coordinación relativa a la construcción», comentó el ministro de Vivienda, Uri Ariel, miembro de Hogar Judío, a Radio Ejército.

Ayer, ante las críticas del portavoz de Exteriores de la UE, Michael Mann, quien calificó estas colonias de «ilegales» y advirtió de que pueden «poner en peligro que se pueda alcanzar una solución de dos Estados», Netanyahu se reafirmó en la construcción de estas nuevas colonias y replicó a la UE que su Gobierno no aceptará ningún «dictado» del exterior.

Sharif, un deseo cumplido para sus padres, él en prisión

El pequeño Sharif nació el lunes el Centro Médico Razan en Nablus. Pesó 1,9 kilogramos. Su padre fue condenado a 20 años de cárcel y todavía le faltan 13, una espera demasiado larga para su esposa, Salam Nazzal, quien, como otras mujeres palestinas en su misma situación, se ha visto en la tesitura de recurrir a una vía poco convencional para cumplir su deseo de ser madre; sacar clandestinamente el esperma de su esposo y someterse a un tratamiento de inseminación artificial.

Facultativos médicos de Razan explican que cada semana les hacen llegar una o dos muestras extraídas de forma secreta. El director de este centro, Salem ABu Khaizaran, ha sido testigo de cómo siete mujeres han logrado quedarse embarazadas por este procedimiento, el único que les queda a las mujeres cuyos maridos cumplen condenas de larga duración, ya que las leyes israelíes prohíben las visitas conyugales.

«El pequeño Sharif, que está bien de salud, es un embajador de la libertad», afirma. «Este nuevo éxito es un homenaje para todo el pueblo palestino, en especial para los presos y sus familias», concluye. GARA

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