Respecto al año pasado, costará que se reconozca La Concha. Si hace doce meses Pasai Donibane, Chapela o Astillero engalanaban la bandera para escoltar a los «clásicos» Kaiku, Urdaibai, Tirán u Hondarribia, esta vez los habituales se llevarán la compañía de Orio y San Pedro -dos fijos que llevaban años lejos de los «Juegos Olímpicos» del remo- y Portugalete, que dejó de piedra a todos al llevarse una calificatoria muy emocionante. Y tan emocionante, que el primer eliminado, la embarcación de Astillero, se quedó a menos de 13 segundos de la «Jarrillera».

Pero aparte de emocionar, la regata de ayer desconcertó lo suyo. Por poner un par de ejemplos, Kaiku suele romper las regatas en los largos de ida, y ayer los dirigidos por José Luis Korta, que demoró su alineación hasta última hora, tuvieron hasta a tres botes por delante en la clasificación a la hora de la ciaboga; asimismo, toda una Urdaibai, campeona de las ediciones de 2010 y 2011, se encontraba eliminada a medio camino. El propio Josu Zabalondo, delegado de la cuadrilla bermeana, reconoció sentirse «acojonado» en aquellos momentos. «Se me ha pasado de todo por la cabeza», confesaba, y solo un regreso casi volador de la «Bou Bizkaia» -mejor tiempo de la empopada-, los devolvió a los mejores.

Aunque sin duda, lo realizado por Portugalete fue lo mejor. Ciertamente, el preparador de la «Jarrillera», Josean Olaskoaga «Aizperro», debe ceder parte de su potencial en la Liga San Miguel, ya que tiene que respetar una serie de cupos de canteranos y demás. Libre de esas ataduras, tanto en el Campeonato de Bizkaia como en el de Euskadi, los amarillos pusieron a Kaiku en aprietos. Así pues, la «Jarrillera» entraba dentro de las quinielas para obtener el pase a la regata, pero ese primer puesto resultó un campanazo serio que, sin comerlo ni beberlo, lo sitúa entre los candidatos a imponerse en La Concha.

«Este resultado se lo dedico a los antiguos remeros, los pescadores, las distintas cofradías, a mucha gente que ya no está entre nosotros, de Portugalete», declaraba un solemne Javier González, en representación de los vencedores de ayer.

Respecto a la regata en sí, González subrayó que «en los campeonatos de Bizkaia o Euskadi hemos demostrado nuestro potencial. Hemos trabajado muy duro y quedar primeros esta vez creo que es secundario, porque lo que hemos demostrado es tener una gran tripulación, que ha hecho un gran trabajo y además ha dado un golpe en la mesa».

Fin de la maldición de San Pedro

Detrás de Portugalete, Orio -a 16 centésimas, después de que marcara el mejor registro en la ciaboga-, Kaiku y Urdaibai coparon respectivamente las cuatro primeras plazas, con un margen de menos tres segundos del primer al cuarto.

Pero la verdadera pelea se establecía a partir del quinto lugar. A casi siete segundos de la «Bou Bizkaia», Hondarribia terminaba en quinta posición, mientras que Pasai Donibane, que terminaría novena, acabó a poco más de cinco segundos de la «Ama Guadalupekoa».

Una vez más, los instantes finales de la regata clasificatoria fueron un drama. San Pedro, eliminado en sus cinco últimas participaciones, y copando la maldita octava plaza en los dos últimos años, necesitaba un segundo más que Hondarribia, mientras que aún restaban por entrar botes como Astillero, Tirán o Pasai Donibane.

La «O Pirata» de Tirán fue la siguiente en llegar, con un tiempo algo peor que la «Libia». Si en San Pedro empezaban a sonreír, los gallegos contenían la respiración, rezando para que Astillero y Pasai Donibane no superasen su registro. A más de uno casi le dio algo, porque Astillero precisó 80 centésimas más que Tirán. Pero la tripulación gallega aún no quería celebrar nada, porque restaba la entrada de Pasai Donibane, que marcó un tiempo similar, pero dos segundos peor, que el de Astillero.

«No respiramos hasta que vimos el tiempo de San Juan. Hemos hecho una buena regata, pero había muchos gallos en el corral», reconocía el delegado de Tirán Suso Núñez. Mientras tanto, José Manuel Oiarbide, delegado de San Pedro, al fin podía quitarse la espina de quedarse a las puertas de La Concha.

«Se sufre mucho, desde luego. Pero bueno, cuando he visto que Tirán hacía peor tiempo que nosotros, he visto que ya estaba y ni he mirado más la regata. Para nosotros es un premio regresar a disputar la Bandera de La Concha y, aunque vamos a competir, lo primero es celebrar que ya estamos aquí», dijo.

Desolación en el agua

Sin ganas de hacer declaraciones, los tripulantes de las traineras de Astillero y Pasai Donibane constituían la otra cara de la moneda. Desolados por haberlo tenido tan cerca, para tener que ver la regata más importante del año lejos de la competición.

Pero no fueron los únicos derrotados. Por ejemplo, sorprendió el mal comportamiento de traineras como Cabo Da Cruz y, sobre todo, una Samertolameu entrenada por José Manuel Francisco, que se debió conformar con una horrible decimoquinta posición, por detrás de embarcaciones como Zumaia, Isuntza, Zierbena o la mismísima Chapela, que aunque no pudo repetir la proeza de hace un año, acabaría en un discreto undécimo lugar.

Con el final de la «regata del miedo», ahora toca refrendar en las pruebas en línea si persiste la igualdad de ayer o si algún bote logra sobresalir.