Pablo Gorostiaga pudo ayer dar el último adiós a su esposa, Judith Uriarte, fallecida mientras el exalcalde de Laudio se encontraba en la prisión de Ocaña pese a que tenía un permiso para acudir a su domicilio.

Gorostiaga fue trasladado desde la cárcel alavesa de Zaballa hasta Orozko, a un lugar de especial simbolismo para la familia.

En ese punto se congregaron miembros de la familia Gorostiaga, acompañados de allegados y de cuatro miembros de la dirección nacional de Sortu.

Los agentes de la Ertzaintza que custodiaron a Gorostiaga tuvieron una diferencia de pareceres con los familiares en relación al tipo de acto al que estaba autorizado asistir el exalcalde de Laudio. Los policías consideraban que Gorostiaga únicamente tenía permiso para acudir a un funeral y que lo que se iba a celebrar no correspondía a estas características. Asimismo, mostraron su malestar por el hecho de que se tomaran fotografías del acto.

Los familiares, sin embargo, con el auto del juez de Vigilancia Penitenciaria en la mano, argumentaban que el permiso era para el acto familiar que se iba a celebrar en lugar del funeral convencional y que era eso exactamente lo que estaba teniendo lugar.

Finalmente, los familiares y allegados de Gorostiaga pudieron celebrar el acto de despedida de Judith Uriarte tal y como estaba previsto. De este modo, plantaron un roble, aventaron las cenizas de la fallecida y levantaron un pequeño monolito en su recuerdo. Pablo Gorostiaga, sus hijos y sus nietos fueron los protagonistas principales del acto celebrado en el monte Gorbeia para despedir a Judith Uriarte.

Pablo Gorostiaga pudo, además, abrazar a todos sus familiares que acudieron al acto de despedida, así como a las decenas de personas que fueron hasta Orozko en estos momentos difíciles.

Los hijos de Gorostiaga señalaron a GARA que el acto de Orozko fue especialmente emotivo, ya que pudieron constatar el cariño que despierta su padre. La tensión con los agentes de la Ertzaintza y el sufrimiento padecido mientras su padre se encontraba dispersado a cientos de kilómetros mientras su madre moría hizo que la despedida fuese especialmente sentida.

Tras recibir el cariño de los suyos, Pablo Gorostiaga volvió a ser conducido a Zaballa.

Laudio, localidad de la que Gorostiaga fue alcalde, acogerá hoy un nuevo acto en el que se denunciará que la política penitenciaria de los estados español y francés «continúa con su vulneración de derechos sin dar descanso al sufrimiento de miles de personas en Euskal Herria». Los Gorostiaga no han sido la única familia vasca que ha padecido las consecuencias de la dispersión en los últimos días, ya que allegados de Asier Aginako sufrieron un accidente de tráfico cuando iban a visitarle a la cárcel de Aranjuez.

Sortu mostró su adhesión a la movilización que tendrá lugar hoy en Laudio (19.30, Herriko Plaza) bajo el lema «Sakabanaketarekin amaitu, euskal presoak Euskal Herrira». La formación abertzale hizo pública una nota en la que denunció que el PP «utiliza la política penitenciaria para sabotear las iniciativas e intentos que se realizan tanto desde Euskal Herria como a nivel internacional para la solución al conflicto». Ante esta situación, Sortu destacó que «la movilización de la sociedad vasca será la llave para que todos los derechos de los presos políticos vascos sean respetados y para terminar con la dispersión».

Sortu anunció que al acto de Laudio de esta tarde acudirán los miembros del Consejo Nacional Maribi Ugarteburu y Txus Martínez, además del diputado Iker Urbina y el parlamentario Julen Arzuaga.