guerra en siria
Siria se compromete con la iniciativa de salida al conflicto
La propuesta de control internacional de su arsenal químico avanza, aunque todavía con recelos por todas las partes. El régimen de Al-Assad habla incluso de firmar la convención internacional
GARA | WASHINGTON
La cadena de reacciones y réplicas en el campo diplomático continúo ayer después de que Siria aceptara el control de su armamento químico, una propuesta que abre una nueva vía en el conflicto y sobre la que se enzarzó una nueva pugna entre los diferentes actores del mismo. El Consejo de Seguridad de la ONU canceló una reunión sobre Siria después de que Rusia, solicitante del encuentro, retirase su petición
El Gobierno francés había anunciado que presentaría ante el Consejo un borrador de resolución con las condiciones en las que el régimen sirio deberá proceder a poner bajo control internacional sus armas químicas y que advertía de «graves consecuencias» en caso de no hacerlo. El texto, al que se sumaron Estados Unidos y Gran Bretaña, incluye una condena explícita del ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto y un llamamiento para llevar a los autores de esa acción ante el Tribunal Penal Internacional.
Pero el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ya advirtió de que este texto es «inaceptable», aunque dijo estar dispuesto a negociarlo. El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, opinó que Moscú no parece dispuesto a que su plan quede reflejado en una «resolución vinculante», pero se mostró abierto a reformar el texto y negociar con los rusos.
Por su parte, ante el nuevo panorama, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió al Congreso que aplazara la votación sobre una intervención militar en Siria, que debía comenzar ayer.
Y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió de que la propuesta de Moscú sólo tendrá éxito si Washington renuncia a la intervención militar que lleva semanas analizando. Previamente a todos estos posicionamientos, el primer ministro sirio, Wael al Halqi, confirmó oficialmente que el régimen de al Assad apoya la iniciativa de poner su arsenal químico bajo control internacional para «evitar derramar sangre siria».
«Queremos adherirnos a la Convención sobre prohibición de armas químicas. Vamos a respetar nuestros compromisos en el marco de esta convención», insistió el ministro sirio de Exteriores, Walid Mouallem, de visita en Moscú. «Estamos dispuestos a anunciar dónde se encuentran las armas químicas, cesar la producción mostrar las instalaciones a Rusia, otros países y a la ONU», añadió. Agregó que la decisión de Damasco busca «dejar sin argumentos la agresión norteamericana».
Al respecto, Lavrov anunció que Rusia y Siria ya trabajan en un «plan concreto, claro y eficaz» que presentará en breve al Consejo Seguridad de la ONU y «a todas las partes interesadas, incluido, desde luego, Estados Unidos» y agregó que mantiene contactos con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
El responsable de la diplomacia rusa aclaró que la propuesta de poner las armas químicas bajo control internacional, aunque lanzada por Moscú, «no es una iniciativa totalmente rusa», sino que es fruto de los contactos que mantuvieron las potencias en la cumbre del G20 y que Washington no era ajena a ella.
«Ha germinado de los contactos que mantuvimos con los colegas estadounidenses, de la declaración de ayer de John Kerry, quien apuntó la posibilidad de que se podían evitar los ataques si se resolvía este problema», explicó.
En una rueda de prensa el lunes Kerry sugirió que la única posibilidad de Siria de parar los ataques pasaba por que pusiera bajo control internacional su arsenal químico. Aunque lo consideró imposible y matizó que se trataba de un planteamiento «retórico», abrió la vía que debate ahora la comunidad internacional. Pero la propuesta se había cocinado antes al más alto nivel. Los presidentes ruso, Vladimir Putin, y estadounidense, Barack Obama, discutieron el control de las armas químicas sirias en su encuentro en el G20, según confirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que rehusó precisar de quién partió la idea. «No divulgamos el contenido de las conversaciones», afirmó.
El lunes, Obama confirmó en una entrevista haber hablado con Putin sobre la cuestión en San Petersburgo y declaró que sopesaría «absolutamente» suspender un posible ataque militar en Siria si el régimen sirio aceptaba la propuesta «rusa».
El jefe del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de diputados de Rusia, Alexéi Pushkov, dijo que la disposición de Damasco a poner bajo control internacional sus arsenales de armas químicas minimizará la probabilidad de un ataque a Siria. «Hemos recibido una señal bastante clara de Obama acerca de que si Damasco está realmente listo para ello, Estados Unidos está dispuesto a posponer al ataque militar. En este caso, `posponer' significa `cancelar'», dijo Pushkov.
«En ese caso, el ataque no tendría fundamento. Para qué atacar si ya no habrá riesgo de que se repita el uso de armas químicas, a menos que las empleen los rebeldes», subrayó Pushkov.
Retirar la amenaza militar
Rusia considera que la propuesta de Moscú es «extremadamente beneficiosa» para Obama, que según Pushkov no ha dejado de mostrar dudas sobre la conveniencia de intervenir militarmente en el país árabe y no cuenta con una mayoría que le respalde en el Congreso.
Moscú insiste en que la resolución no puede ir acompañada de la amenaza de la intervención militar, pero los responsables de la diplomacia y la defensa de EEUU, John Kerry y Chuck Hagel, aseguraron que la «amenaza creíble» es el mejor medio de convencer al régimen sirio. Kerry pidió a Rusia los detalles de la propuesta y advirtió de que «no podemos esperar mucho tiempo». Mañana podrá conocerlos -o acabar de perfilarlos- en un encuentro con Lavrov en Ginebra.
El presidente de Estados Unidos, por su parte, sigue buscando apoyos a una intervención, aunque en un discurso a la nación preveía un giro en el tono y tomar nota de los últimos avances diplomáticos, según la Casa Blanca.
La UE acogió con interés la propuesta «rusa» y tanto la Liga Árabe como China e Irán se sumaron a la iniciativa. Las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo consideran que la propuesta no detendrá el derramamiento de sangre en Siria y reiteraron su petición de «medidas disuasorias». Turquía opinó que servirá para «animar al régimen de al Asad a cometer nuevas masacres», mientras Israel señaló que «la teoría suena muy bien, pero la cuestión es si es factible».
«Nos libramos por los pelos», suspira Nabil, un comerciante de Damasco, aliviado como muchos sirios por la suspensión, aunque sea temporal, de la amenaza de ataques estadounidenses. «El régimen ha demostrado que poseía armas químicas pero una intervención militar provocaría aún más víctimas y destrucción», señala. Un abogado relata que «en el Palacio de Justicia el ambiente era eufórico, los empleados se felicitaban y uno de ellos dijo: `rusos y americanos se han puesto de acuerdo sobre las armas químicas y creo que pronto se pondrán de acuerdo para poner fin a la guerra'». Favorables u hostiles al régimen, todos los entrevistados por France Presse expresaron alivio. «El ataque se ha anulado, habría provocado destrucciones terribles», afirma el sastre Abu Hussein. Un vendedor de frutas desconfía: «gracias a dios, no habrá ataques, pero en este país tenemos miedo, no se sabe cuándo va a atacar la muerte», y un vendedor de cortinas teme que Occidente «encontrará nuevos pretextos para atacar». En las redes sociales se aborda con humor: en una caricatura Obama deshoja una margarita diciendo «bombardeo, no bombardeo». En el bando opositor, las bromas se tiñen de humor negro: «Tiene razón, señor presidente, espere otros tres años hasta que el pueblo sirio sea diezmado». Y es que los insurgentes no ocultan su frustración y denuncian «una maniobra política» de Damasco. «El régimen miente y el mentiroso Putin es su maestro», dice el jefe del Estado Mayor del ELS, Selim Idriss, que señala que el ataque «reforzaría a la oposición y debilitaría al régimen hasta provocar un cambio en el equilibrio de fuerzas». GARA
El grupo Human Rights Watch (HRW) afirma que las pruebas disponibles sobre el ataque con armas químicas contra dos distritos de Damasco en agosto pasado apuntan «con fuerza» a que el régimen estuvo detrás del mismo y que en esos ataques, que mataron a centenares de civiles, incluidos menores, pudo utilizarse un agente nervioso, posiblemente gas sarín. En su informe «Ataques contra Guta: Análisis del supuesto uso de armas químicas en Siria», publicado ayer, HRW indica que «los restos de los cohetes y los síntomas de las víctimas proporcionan pruebas que delatan el tipo de armas empleado». El director de Emergencias de HRW, Peter Bouckaer opina que «las pruebas sugieren con fuerza que las tropas del Gobierno sirio lanzaron cohetes con cabezas químicas contra los suburbios de Damasco en esa horrible mañana». HRW estudió los testimonios de testigos, analizó los restos de las armas usadas y los síntomas presentados por las víctimas, aunque no pudo acceder a las zonas atacadas, y estima que los cohetes y lanzaderas utilizados revelan una clase de armamento que solo es poseído y usado por las fuerzas del régimen.
GARA
Askapena, Komite Internazionalistak, Kakitzat y MOC han convocado para hoy, a las 11.00, concentraciónes ante la subdelegación del Gobierno español en la plaza de Moyua de Bilbo, y a las 19.00 en la plaza Circular, para denunciar «el intento de declaración de guerra como fórmula de resolución de un conflicto». Askapena ha convocado otra protesta para el viernes a las 20.30 en la plaza San Juan de Irun.
LAB se sumó a las protestas contra el ataque a Siria denunciando que «bajo un falso discurso de defensa de derechos humanos, lo que Estados Unidos y determinados países europeos pretenden es defender sus intereses económicos y políticos» y se solidarizó con los pueblos sirio y kurdo.