La protección del palacio Abaroa, tarea de todo el pueblo de Lekeitio
En la primera semana de agosto y bajo el lema «Herri baten martxa gaztetxera», los jóvenes de Lekeitio entraron en la finca del palacio Abaroa, ocupando lo que en su momento fue la casa de los guardas. El hecho puso de relieve la falta de protección oficial de este edificio neobarroco datado a fines del siglo XIX, residencia veraniega del banquero José María Abaroa. La Asociación cultural Atabaka, el Ayuntamiento y los jóvenes hacen votos por su recuperación.
Alvaro HILARIO | LEKEITIO
La ocupación de la casa de los guardeses de la finca del palacio Abaroa para instalar en ella un gaztetxe ha sacado a la luz la falta de protección legal de esta -en donde sobresale el palacio, un edificio ecléctico y adscrito al estilo neobarroco dominante en el Segundo Imperio francés- y la necesidad de una restauración de carácter científico destinada a preservar la finca, el inmueble y los elementos que este contiene.
El toque de atención fue dado por Atabaka Kultur Alkartea (que tiene como objetivo la preservación y difusión del patrimonio histórico cultural de Lekeitio y Lea-Artibai) quien mediante un comunicado calificó de «insólita situación de desprotección oficial ante la que se encuentra este palacio y el conjunto de su finca», considerando que una hipotética ocupación del mismo para destinarla a gaztetxe no ofrecería «ninguna garantía de la preservación necesaria que requiere el palacio y sus bienes muebles originales de finales del siglo XIX».
Obviando el hecho de que los jóvenes no ocupan el palacio sino la casa de los guardeses, hubo algún medio que se apresuró en publicar el comunicado de Atabaka dándole forma de reportaje e intentando alimentar polémicas artificiales.
GARA ha querido conocer las posturas -coincidentes en muchos puntos- existentes en torno a la restauración, conservación y último destino del palacio Abaroa y su finca.
Un desalojo, otra ocupación
El 29 de junio, un grupo de jóvenes de Lekeitio ocupó los mercedarios para destinarlo a gaztetxe. Cuatro días después, en una operación policial fuera de la ley, fueron desalojados. Lejos de quedarse con los brazos cruzados, el pasado 6 de agosto, y tras recorrer el pueblo en manifestación bajo el lema «Herri baten martxa gaztetxera», entraron en la finca del palacio Abaroa, ocupando la casa de los guardeses. Aunque el palacio fue visitado, los okupas señalaron que «no va a ser un lugar para un grupo cerrado de jóvenes: nuestra intención es que todo el pueblo de Lekeitio tenga la oportunidad de difrutar de este espacio».
Aunque no se instalaron en el palacio, los hechos llamaron la atención de Atabaka Kultur Alkartea. Tras reunirse con el equipo del gobierno municipal, los okupas y consultar en el departamento de Cultura de Lakua si el conjunto tenía algún tipo de protección oficial que garantizara su preservación como bien cultural, la asociación dio el toque de atención a través de la antes aludida nota de prensa.
El viaje a Lakua tuvo sorpresa: ni el Ejecutivo autonómico lo recoge en su relación de Bienes catalogados ni el Ayuntamiento lo tiene incluido en sus Normas Subsidiarias con ningún grado de protección. El palacio, que data de 1891, fue diseñado por el arquitecto francés A. Fenier por orden del banquero, lekeitiarra pero residente en París, José María Abaroa, para que fuera su residencia veraniega.
Patrimonio desprotegido
«En principio es algo muy sorpresivo que un edificio de gran valor histórico y artístico carezca de protección oficial. Y no es solo que no tenga protección, tampoco tiene ningún tipo de reconocimiento», cuenta Guillermo Ruiz de Erentxun, miembro de Atabaka.
«Lakua es quien tiene todas las competencias en esta materia y, curiosamente, en su momento todo el patrimonio (edificios, colegios, conventos) de la Iglesia católica, a excepción de las iglesias, quedó fuera. Por lo general, esta situación se ha explicado aduciendo `razones urbanísticas'. La ley de Patrimonio cultural vasco es de 1990, bastante vieja... Este edificio es de fines del XIX y, aunque construido como residencia de verano, la familia Abaroa donó el palacio a la Iglesia, convirtiéndose en convento de agustinas por espacio de 50 años, hasta el año 2004, cuando fue adquirido por el Ayuntamiento. Desde entonces, no se ha conseguido ningún tipo de reconocimiento ni protección legal para el palacio Abaroa; ni siquiera está catalogado. Y es un edificio maravilloso, muy especial», informa Ruiz de Erentxun.
Teniendo en cuenta la crisis económica y la escasez del presupuesto municipal, el Ayuntamiento impulsó, como primer paso, la conversión de los terrenos circundantes en el parque mediante auzolan, además de, según nos señalan desde la Alcaldía, pedir un informe al historiador Gorka Pérez de la Peña, «un informe técnico sobre el palacio, incluyendo un inventario sobre los diferentes elementos en él contenidos».
El informe del Ayuntamiento es importante a la hora de exigir a Lakua que Abaroa sea catalogado y le sea concedido algún grado de protección como bien cultural. Es también útil para tener conciencia de su valor histórico y artístico por población e instituciones.
Utilidades de Abaroa
En el Ayuntamiento saben de la situación del edificio y también tienen su opinión sobre el destino de Abaroa una vez sea este rehabilitado: «La situación del palacio, hoy en día, no es buena y antes de darle un destino es necesaria la realización de obras en el mismo»; algo de lo que han informado a los jóvenes okupas en las reuniones mantenidas con ellos.
Añaden también que «tenemos claro que Lekeitio necesita un espacio autogestionado para los jóvenes».
El Consistorio, consciente de la importancia histórico-artística del palacio Abaroa, así como de las necesidades de los habitantes de Lekeitio, no señala que «una vez dado el primer paso, la creación del parque, el siguiente debe ser la puesta en marcha de un proceso abierto para decidir entre todos cuál debe ser la utilidad que se le dé al inmueble».
Atabaka comparte esa línea de actuación: «Estamos de acuerdo en que el edificio debe ser destinado al disfrute del pueblo de Lekeitio, a equipamientos culturales (auditorio, biblioteca o escuela de música) donde los jóvenes también estén contemplados. Pero, de momento, lo primero que debe hacerse es conocer a fondo la construcción y todo lo que esta contiene y, partiendo de ahí y utilizando un método rigurosamente científico, acometer su restauración», cuenta Guillermo Ruiz de Erentxun.
«Los jóvenes tienen muy buena voluntad (nos hemos reunido con ellos y mostraron un gran interés por la conservación del edificio) pero estamos hablando de un edificio de una muy alta categoría y restaurar un lugar de estas características es algo para lo que ni ellos ni nosotros estamos capacitados. Pienso que necesitan locales pero hay otros lugares mucho mejores que esos para desarrollar proyectos autogestionarios», añade Guillermo.
Alcaldía concluye que «tenemos claro que debemos encontrar para Abaroa una utilidad que sea respetuosa con su conservación» y que, en la actualidad «no reúne condiciones de seguridad para ser utilizado». También dicen que «haremos todo lo que esté en nuestra mano para que se reconozca su valor, amén de dar pasos para su protección».
Asimismo dejan claro que «nuestra intención primera no ha cambiado: el edificio se empleará para aquello que decidamos todos los lekeitiarras».
«Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que se reconozca su valor, amén de dar pasos para su protección. (...) Nuestra intención primera no ha cambiado: el edificio se empleará para aquello que decidamos todos los lekeitiarras», dijeron desde la Alcaldía.
«Lakua es quien tiene todas las competencias en esta materia. En su momento todo el patrimonio de la Iglesia católica quedó fuera. Por lo general, esta situación se ha explicado aduciendo `razones urbanísticas'», señaló Ruiz de Erentxun.