Antonio Alvarez-Solís | Periodista
La crueldad refinada
La noticia dada por el Gobierno de que el Estado mantendrá el empobrecimiento de las pensiones hasta dentro de varios años para restaurarlas a continuación es de una vieja crueldad oriental. Equivale a una deshumanizada elección de condenados a muerte por depauperación. En una Europa que blasona de su historia cristiana, decidir algo así resulta demoniaco. Es más, creo que una medida de tal índole justifica un levantamiento social, ya que la defensa de la vida prima sobre cualquier proyecto económico. Este levantamiento no ocurrirá porque los ancianos no tienen fuerza para ello y no cuentan con solidaridad alguna. El hombre actual es hobbesiano.
Una vez más hay que analizar la esencia del terrorismo para establecer lo que realmente es e identificar así, con certeza, a los autores. Es terrorismo lo que infunde especial temor de muerte y se practica, entre otras notas, con desprecio y superioridad por el terrorista, carente incluso de todo presunto objetivo superior en su ejercicio mortal.
Apoyados en esas notas, concluyamos que abandonar a su suerte a quienes han consumido su vida en el trabajo resulta un acto de terrorismo, ya que en él confluyen características de desprecio por la vida ajena, imposibilidad de defensa y repugnante abuso de superioridad. No cabe afirmar tampoco, en auxilio de los homicidas, que se encuentra el gobernante ante la imposibilidad de conservar una digna existencia social a parte tan sensible de la sociedad. El monto del dinero destinado a la banca y a las retribuciones empresariales hace que el crimen sea evidente. Eso... es terrorismo.