Beñat ZALDUA

Aquí ya estamos hartos de huelgas de un día». Así de claro se muestra Iñaki Aicart, profesor y miembro de la Assemblea de Docents de les Illes Balears, plataforma convocante de la huelga indefinida que desde el pasado lunes mantiene el sector de la educación en Baleares. Protestan de este modo contra el decreto de Tratamiento Integral de las Lenguas (TIL) impulsado por el Govern de José Ramón Bauzà, del PP, en el que ven el enésimo intento de eliminar la inmersión lingüística y atacar todo lo que huela a catalán en las Illes.

Bauzà llegó al poder en junio de 2011 con un programa educativo en el que defendía la libre elección de la lengua vehicular, en contra del modelo de inmersión lingüística. Dicho y hecho, el curso pasado dio a las familias la opción de matricular a sus hijos en castellano, cosechando un sonoro fracaso. En un principio solo se inscribió en castellano un 8% del alumnado y tras una intensa campaña de información que incluyó cartas certificadas a las familias, la cifra apenas subió a un 13%.

Lejos de darse por vencido, el Govern del PP aprobó el curso pasado el decreto TIL, según el cual, a partir del presente curso, las horas lectivas se deben impartir a partes iguales en catalán, castellano e inglés. Un modelo que en ningún caso ha sido consensuado con la comunidad educativa y que ha recibido críticas desde todos los ámbitos. Tanto que hasta el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) decidió suspender cautelarmente el decreto el pasado 5 de setiembre.

Ni corto ni perezoso, al día siguiente el Govern aprobó un decreto-ley para aplicar el TIL saltándose la decisión judicial. Algo criticado por instancias tan poco sospechosas de catalanismo como la asociación Jueces para la Democracia, que en un comunicado calificó el nuevo modelo educativo de «ataque a los derechos lingüísticos», al tiempo que denunciaba el decreto-ley como una «burla de la resolución judicial». «Dicha actuación representa una falta de respeto institucional y una reacción inaceptable ante una resolución judicial adversa», añadía el comunicado.

Un intento de imponer su modelo

Más directo, Aicart califica el TIL de «intento de imponer un modelo lingüístico». Pero añade sobre la cuestión pedagógica, que el modelo «se quiere introducir de golpe y no está dotado de los recursos que tocan». Algo para lo que no está preparado ni el profesor ni el alumno. «Piensa en un grupo de ESO que empieza una asignatura no lingüística en inglés de la noche a la mañana; o se rebaja el contenido de la asignatura o aumenta el fracaso», añade este profesor, dejando claro que en ningún caso el aumento de las horas en inglés es el principal motivo de queja.

Una huelga largamente preparada

Tras conocer el contenido del TIL, la Assemblea de Docents -convocada en primera instancia por los sindicatos-, decidió a finales del curso pasado comenzar el presente curso con una huelga indefinida si el Govern no rectificaba. Tras un intenso verano de preparativos, difusión y pedagogía, la Assemblea mantuvo a principios de setiembre su intención de comenzar un parón de larga duración. Con la suspensión de empleo y sueldo y los expedientes abiertos a varios directores que se negaron a aplicar el TIL, la marea -en este caso de color verde- desbordó a las centrales sindicales, que empujados por sus propios afiliados, decidieron hace unas semanas unirse a la convocatoria.

Todo quedó listo, por lo tanto, para que el pasado lunes se diese el pistoletazo de salida a una huelga indefinida masiva que, según la Assemblea, en el primer día tuvo un seguimiento del 90% del profesorado, manteniéndose cerca del 80% en el resto de la semana. Unas cifras acreditadas con información centro por centro, pero que, como no podía ser de otra manera, contrastan con las ofrecidas por el Govern, según el cual el seguimiento no ha superado el 22% en ningún día.

Las cifras clarifican la actitud enrocada del ejecutivo balear, cuyo presidente calificó la huelga de «antidemocrática», advirtiendo de que seguirán con su modelo «por mucho que griten en la calle». Ese argumentario fue repetido posteriormente por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, quien señaló que la huelga «no tiene nada más que un contenido estrictamente político».

El profesorado, sin embargo, no arroja la toalla y esta semana decidió mantener la huelga indefinida. El colectivo ha hecho también un llamamiento a colaborar solidariamente con la caja de resistencia, clave para mantener lo que Aicart califica como «un pulso de larga duración». «Ellos esperan que la huelga se desinfle en dos días, pero tenemos que saber aguantar, es necesario dar ejemplo», concluye el profesor.