Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Una esvástica sobre el Bidasoa
No hay mejor premisa para comenzar a contar una historia, o para finalizarla, que la de generar deseos de conocer más. Y eso es precisamente lo que como espectadora y «académica» de cine he sentido al visionar el documental dirigido por Alfonso Andrés y Javier Barajas. «Una esvástica sobre el Bidasoa» bucea en los archivos históricos, entre los testimonios de los descendientes de personalidades implicadas en el marco de los sucesos de la II Guerra Mundial en torno al interés de los nazis por el pueblo vasco como «raza pura». Con el asesoramiento de dos investigadores de la UPV, Santiago de Pablo y Ludger Mess, indaga en algunas cuestiones poco tratadas hasta el momento. Entre ellas destaca la del actor y director Nicolas Brieger. La emoción que genera el hijo de un realizador del régimen nazi, que apenas conoce nada acerca de su progenitor, sobresale por la fuerza de la historia y la del propio personaje por encima del resto de los temas que se lanzan a la audiencia. El padre de Brieger fue el realizador de «Im lande der basken», Herbert Brieger. La película rodada a todas luces en 1941 retrata de un modo idílico el «País de los vascos» a pesar de que tan solo unos años antes ese régimen había bombardeado Gernika. Sea como fuere, el documental abre un interesante camino a explorar sobre la figura de Brieger y su hijo. Alguien que aún hoy en día reconoce pensar en su padre en términos de la esquizofrenia del artista. De aquellos que encuentran belleza en los actos más atroces y que, aún en circunstancias monstruosas, y quizás gracias a ellas, continúan creando.