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Tropas keniatas y agentes israelíes ponen fin al asalto de Nairobi

La incertidumbre se mantenía anoche en torno al centro comercial de Nairobi que un grupo de Shebab somalíes tomaron el sábado, causando al menos 68 muertos, y donde permanecieron atrincherados con una treintena de rehenes más de 32 horas. Las últimas informaciones apuntaban a la liberación de la mayoría de ellos tras una operación puesta en marcha por tropas keniatas y fuerzas especiales israelíes.

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Tropas keniatas, con el apoyo de fuerzas especiales israelíes, trataban de tomar el control del lujoso centro comercial Westgate, en Nairobi, para poner fin a la acción armada de los Shebab somalíes que, más de 32 horas después de su inicio, seguían atrincherados en el edificio con una treintena de rehenes en su poder. Las noticias que llegaban de Nairobi al filo de la medianoche apuntaban a la liberación de la mayoría de los retenidos. El grupo somalí Al-Shebab, que el sábado asumió la autoría del ataque, denunció ayer un fallido intento de asalto anterior por parte de las fuerzas kenianas y culpó al Gobierno de cualquier muerte provocada por «un gesto tan imprudente».

Antes de que comenzara el asalto final, la Cruz Roja elevó el número de fallecidos a al menos 68. El último balance ofrecido por el Gobierno era de 59 muertos y 175 heridos. Al menos una docena de los fallecidos eran extranjeros, objetivo preferido de los atacantes, según algunos testigos.

Las fuerzas militares kenianas, que peinaron varias plantas del edificio tienda por tienda lograron rescatar a un millar de personas, informó el Ministerio de Interior. Al contrario que la operación del Ejército, la actuación de la Policía ha sido cuestionada por algunas víctimas del asalto que denunciaron que no les prestó ayuda.

«Las fuerzas kenianas que acaban de intentar llegar hasta el tejado deben saber que están poniendo en peligro la vida de los rehenes del Westgate», advirtió Al-Shebab a través de su nueva cuenta en Twitter después de que la anterior fuera clausurada el sábado.

El grupo islamista vinculado a Al Qaeda, que aseguró estar en contacto con sus milicianos atrincherados en Nairobi, responsabilizó al Gobierno keniano de «cualquier pérdida de vida resultado de un gesto tan imprudente», en referencia a lo que podría ocurrir con los rehenes en caso de un asalto militar.

Reveló, además, que «el Gobierno keniano ha intentado otra vez abrir negociaciones con los muyahidines y esta vez ofrece incentivos para el diálogo». Sin embargo, Al-Shebab rechazó cualquier tipo de entendimiento a menos que Kenia retire sus tropas de Somalia. «No negociaremos con el Gobierno keniano mientras sus fuerzas sigan invadiendo nuestro país. Cosechad los amargos frutos de lo que habéis sembrado», subrayó.

Tiroteos y explosión

Con la entrada de tras tropas kenianas y los agentes israelíes en el edificio se reprodujeron los tiroteos, y unas horas después se escuchó una fuerte explosión mientras un helicóptero de combate sobrevolaba a baja altura el edificio, rodeado por media docena de vehículos blindados. Antes, el titular de Interior, Joseph Ole Lenku, confirmó que los autores del ataque al Westgate eran un grupo de entre diez y quince individuos, sin precisar su afiliación, y que sabían dónde se encontraban atrincherados al tener controlado el circuito de seguridad del lugar.

El centro comercial asaltado, frecuentado por extranjeros y la clase alta keniana, es propiedad de Alex Trachtenberg, un judío israelí afincado en Nairobi desde hace dos décadas, por lo que, según «The New York Times», funcionarios estadounidenses llevaban tiempo advirtiendo del riesgo de atentados contra ese lugar.

Fuentes de la seguridad israelí aseguraron que «ningún israelí está involucrado en ningún tipo de incursión», aunque en Jerusalén, el portavoz del Ministerio de Exteriores declinó comentar «cualquier operación conjunta esté o no en curso», mientras otro funcionario sugirió que se trataría de dar un mayor apoyo logístico no de participar en una intervención armada.

El asalto armado de los Shebab al Westgate ha sido el más mortífero ocurrido en Nairobi desde el atentado cometido por Al Qaeda en agosto de 1998 contra la Embajada de EEUU, en el que murieron más de 200 personas. Los intereses israelíes en Kenia han sido también blanco de atentados reivindicados por Al Qaeda.

Las autoridades se resistieron ayer a referirse a los Shebab somalíes como autores del asalto al centro comercial, pero Titus Alede, empleado de una de las cafeterías y superviviente, aseguró que los atacantes «no querían dinero, disparaban a la gente sin pedir nada y me dijeron: `Tú has matado a nuestro pueblo en Somalia y ahora te toca pagar'».

A esa venganza por «los crímenes cometidos por los soldados kenianos contra los musulmanes» en Somalia aludió el sábado Al-Shebab en su reivindicación.

Desde su entrada a finales de 2011 en Somalia, el Ejército de Kenia se mantiene en el sur del país como parte de una fuerza africana de apoyo al Gobierno somalí en su lucha contra los islamistas.

«Solo los infieles han sido ejecutados», afirmó Al-Shebab, que aseguró que sus «muyahidines» habían salvado a los musulmanes presentes allí «escoltándolos» fuera del edificio.

Ruto pide aplazar el juicio por crímenes de lesa humanidad

El vicepresidente keniano, William Ruto, solicitó ayer al Tribunal Penal Internacional (TPI) un aplazamiento del juicio en su contra por crímenes de lesa humanidad, para que pueda volver a Kenia y ocuparse de la crisis provocada por el sangriento asalto de Nairobi.

El TPI acusa a Ruto, que se encuentra en La Haya, y al periodista keniata Joshua Arab Sang de crímenes relacionados con la ola de violencia que dejó más de mil muertos tras los comicios de diciembre de 2007.

Por ese mismo motivo, el presidente, Uhuru Kenyatta, será juzgado el 12 de noviembre.

Ruto y Kenyatta están procesados como supuestos responsables de la violencia surgida en Kenia tras los comicios presidenciales de 2007, que dejó unos 1.300 muertos y cientos de miles de damnificados.

El Senado de Kenia ratificó el pasado 10 de septiembre la moción aprobada por la Asamblea Nacional para instar al Gobierno a que abandone el TPI, coincidiendo con el inicio del juicio en La Haya contra Ruto.

La moción pedía al Gobierno del presidente Uhuru Kenyatta que vuelva a exigir que ambos casos sean transferidos a la Justicia keniana. GARA

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