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«Hassan viajaba de verdad; era el tractor con el que iba a trabajar a Marruecos»

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Fran Araujo y Ernesto de Nova

Directores de «El Rayo»

Araujo es de Vigo y de Nova de Elche, pero ambos viven en Madrid. Durante estos días estrenan en primicia mundial su primer largometraje, «El Rayo», una historia real con personajes reales pero con tintes de ficción. El último pase para poder ver esta película, que se proyecta dentro de la sección Nuevos Directores, será hoy a las 17.00 en el cine Antiguo Berri.

Nagore BELASTEGI | DONOSTIA

«El Rayo» fue uno de los títulos más comentados de la jornada de ayer. Una historia real pero poco habitual y un humor sin artificios son los ingredientes de esta película que narra el viaje de Hassan, un marroquí que, tras recorrerse el Estado español de punta a punta trabajando como jornalero, decide volver a su casa a bordo de un viejo tractor porque está harto; decide que quien quiera comer debe trabajar, pero puede hacerlo en Marruecos o en cualquier sitio, no importa. Ante la disyuntiva y la crisis económica, prefiere estar cerca de los suyos.

Satisfechos con las reacciones que el público ha tenido hasta el momento, Fran Araujo y Ernesto de Nova explican los pormenores de este proyecto. Contaban con el permiso de rodaje para cuatro semanas, que les permitía circular así por la carretera con el tractor, y consiguieron llegar a su destino, a pesar de los obstáculos. Sin embargo, Hassan necesitaba más vehículos para trabajar su tierra en Marruecos y, solo tres meses más tarde, volvió a por otro tractor sin permisos de rodaje que le protegieran.

«El Rayo», ¿es un documental o una película de ficción?

Fran Araujo: Ese es el punto al que queremos llevar nuestra película. El viaje, el personaje y varias cosas que suceden son ciertas, pero también hemos construido un guión sobre ello.

Ernesto de Nova: Es una película que tiene la peculiaridad de que está hecha con personajes reales. Trabajamos con un guión muy abierto a la posibilidad de que pasaran cosas, pero con un control sobre la historia.

F.A.: Lo que sí es real es que hay un personaje que se llama Hassan y que se compra un tractor con el que se quiere ir a Marruecos. A partir de ahí hay un trabajo de reconstrucción documental, o de ficción, da igual; no nos interesa tanto el qué sino el cómo.

¿Hassan actúa?

F.A.: Él hace de sí mismo, pero sí que actúa. No es lo mismo hablar «normal» que subirte a un escenario y que te pidan que interpretes.

E.N.: Lo que nosotros hacíamos era crear el clima para que ellos estuvieran cómodos y fueran naturales, para que hicieran de sí mismos. El propio Hassan se olvidaba de que estábamos haciendo una película, porque estaba viajando de verdad: era su tractor con el que iba a trabajar en Marruecos. Así que estaba muy pendiente de que cuando lo pintáramos quedara bien. Cuando se estropeó, que fue de verdad, se preocupaba de que lo arreglaran bien.

¿Cómo supieron de Hassan y de su historia?

E.N.: Hassan vivía en el pueblo de mi padre y yo, cuando era joven, iba mucho por allí a vendimiar, a ganarme unos durillos. Allí conocí a su familia, a su hermano. Nos dijeron que iba a comprarle un tractor a mi tía-abuela y fuimos a conocerlo. A partir de ahí nos fuimos enamorando de la historia.

F.A.: Vimos que ahí había una historia y teníamos que decidir si rodábamos un film de ficción o no. Y al conocer a Hassan pensamos que sí que había una historia real.

E.N.: Al principio no sabíamos qué tipo de historia íbamos a hacer, así que, cuando lo conocimos, decidimos que tenía que hacer de sí mismo, y por un tema de coherencia lo arropamos con personajes reales y un ambiente de realidad.

F.A.: La película fue cogiendo forma a medida que la íbamos haciendo. Íbamos dandole sentido sobre la marcha.

E.N.: En nuestros viajes, con Hassan y sin él, fuimos encontrando a los personajes y las situaciones que aparecen en la película.

¿Así que todos los personajes son reales?

F.A.: Algunos los encontramos en el viaje y otros no, pero los que se han quedado en el montaje final, la mayoría sí se nos acercaron de una manera u otra. Una de las escenas más interesantes de la película es la que tiene lugar con el hombre que hace trampas. Habíamos buscado a una persona para que interpretara esa escena, pero tuvo un ataque al corazón esa misma noche. Así que a este hombre nos lo encontramos cuando estábamos desesperados. Le dijimos: «Oye, ¿te vienes a hacer una película?», y se vino.

E.N.: Solo tenía que recoger a Hassan para llevarlo al taller y, de repente, surgió tal química entre ellos que tuvimos que incluirla en la película.

F.A.: Nosotros creábamos una escena en la que pudiera desarrollarse una conversación natural y libre. Hacíamos tomas largas e íbamos marcando las escenas.

Han comentado que la avería del tractor es real, ¿también lo demás, como por ejemplo que le pare la Guardia Civil?

F.A.: No le paran delante de la cámara por primera vez, eso es imposible, pero sí que sucedía que le pararan.

E.N.: En una ocasión pararon a Hassan y también el rodaje, porque íbamos detrás. Les parecía muy raro que estuviéramos por allí.

Uno de los personajes bromea con bautizar al tractor como «Matujo», aunque finalmente acaba como «El Rayo». ¿Se habrían atrevido a titular así su película?

E.N.: (risas) «Matujo» es el apodo de Hassan en el pueblo.

F.A.: La película no se llamaría «Matujo» porque que el tractor se llamara «El Rayo» era una decisión nuestra. Preferimos que Hassan no dijera el nombre del tractor en esa secuencia...

E.N.: ...para que la gente se quedara con la duda de si le había puesto «Matujo».

Hassan vive ahora en Marruecos y trabaja allí con su tractor. ¿Mantienen el contacto?

F.A.: Hablamos con él antes de ayer, todo el día, porque estaba viajando para el festival y perdió el avión. Estas cosas pasaban mucho, esa falta de control sobre lo que iba a hacer Hassan era una tónica habitual (ríe).

E.N.: Para darle las instrucciones sobre cómo debía imprimir las tarjetas de embarque le pedí su correo electrónico y no tenía. Tuvo que ir al pueblo a ver si alguien tenía.

F.A.: Le explicamos lo importante de que viniese, que le iba a encantar verse en grande, que iba a haber mucho público, pero ese tipo de cosas a él no le influyen para ir más rápido al aeropuerto (ríe).

Tengo entendido que la gente está reaccionando bien...

F.A.: A mí una cosa que me sorprende muchísimo es que la gente se ría. Hassan tiene mucho sentido del humor y nosotros también, y la película está llena de sentido del humor, pero teníamos la duda de si la gente lo entendería. Siempre quisimos hacer una película amable, no dramática, pero llega un punto en el que no sabes cómo va a recibirla la gente. Al principio nos reíamos mucho, pero cuando la has visto tantas veces al montarla te dejas de reír y ya te parece más seria. Así que me he dado cuenta de que algunas cosas tienen mucha gracia.

Estamos muy contentos porque la gente transmite mucha cercanía, se quedaron al coloquio después del primer pase. El festival es una pasada. La gente está muy entregada. Se nota que en Donostia sí que hay realmente un interés por el cine y eso es muy agradable.

 
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