En su nuevo largometraje, el cineasta quebequés Jean-Marc Vallée indaga en las heridas y los pocos escrúpulos que demuestran las grandes corporaciones farmacéuticas. Quizás esta crónica debería referirse a un tiempo pasado, ya que, quizás por no herir excesivas susceptibilidades, el autor de obras como «Los locos» ha optado por trasladar la acción al pasado, al año 1986, para desarrollar la historia de un electricista seropositivo que, en su afán por topar medicamentos que mitiguen su enfermedad, intenta dar con otros alternativos que se alejan por completo de la dictadura impuesta por las grandes corporaciones farmacéuticas. En su particular cruzada, el protagonista choca frontalmente con el poder que siempre demuestran estas empresas carentes de escrúpulos a las que únicamente les motiva que sus balances anuales contengan unas ganancias millonarias.

Matthew McConaughey lleva un tiempo intentando alejarse de esos prototípicos roles de galán y aventurero que han cimentado su carrera y buena muestra es este bienintenciado drama que quizás se muestra excesivamente benevolente a la hora de desarrollar un engranaje dramático en el que impera lo políticamente correcto. No hay que olvidar que el sida, a pesar de que haya perdido cierto protagonismo en los últimos tiempos, es la temática que se mueve entre las bambalinas de esta producción que pretende llegar a un público amplio y en la que, además de McConaughey, han participado interpretes reconocidos como Jennifer Garner, Jared Leto y Steve Zahn.