India y Pakistán dejan a los ejércitos la normalización del conflicto de Cachemira
GARA | NUEVA YORK
El primer ministro de India, Manmohan Singh, y su homólogo paquistaní, Nawaz Sharif, han dejado en manos de los jefes de los respectivos Ejércitos el planteamiento de una estrategia para resolver el conflicto de Cachemira en la primera reunión entre jefes de Gobierno de ambos países desde 2010.
El encuentro, protagonizado ayer en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, supone una «primera toma de contacto» para intentar normalizar las relaciones bilaterales, también deterioradas por la amenaza de los grupos talibán paquistaníes.
La reunión tuvo lugar tras un encendido discurso del primer ministro indio en el que acusó a Pakistán de ser «el epicentro del terrorismo en la región» y «ejemplo de Estado patrocinador de terroristas». Además, Singh había cerrado la puerta a cualquier tipo de negociación sobre el territorio de Cachemira, que ambos países se disputan desde 1947.
En este sentido, ambos líderes han acordado dejar en manos de sus respectivos jefes del Estado Mayor del Ejército el planteamiento de una estrategia para restaurar el alto el fuego en la frontera y para asegurarse de que se mantiene en vigor tras los incidentes de los últimos meses entre ambos Ejércitos.
Un soldado indio fue decapitado el pasado mes de enero en un ataque en la Línea de Control que separa ambos países, y otros cinco militares fallecieron por disparos de soldados paquistaníes el mes pasado.
En el encuentro, Pakistán se ha comprometido también a perseguir a los responsables del ataque de 2011 de Mumbai en el que fallecieron 164 personas a manos de un grupo armado asociado a los talibán paquistaníes. Sharif ha prometido avances en este sentido ya que la comisión judicial paquistaní ha regresado de India con las declaraciones de testigos y sospechosos del asalto.
Atentado en Peshawar
Al menos 33 personas murieron y unas 80 resultaron heridas ayer en un atentado con bomba contra un mercado cercano a una comisaría en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, según fuentes policiales. El atentado tuvo lugar en el área de Qissa Khwani en torno a las 11 de la mañana y el artefacto explosivo fue colocado en el interior de un vehículo y activado por control remoto.
La Policía asegura que antes de la detonación de la bomba en el coche se produjo una pequeña explosión, «seguramente una granada», de acuerdo con el diario local «Dawn».
Entre las víctimas se encuentran varias mujeres y niños con graves quemaduras, que habían acudido a la zona a hacer la compra. Ante la tardanza de los servicios de emergencia, los heridos fueron trasladados en vehículos particulares al hospital.
Fue el tercer atentado de envergadura en Peshawar en una semana: el viernes, 13 funcionarios murieron por una explosión en un autobús y, el domingo anterior, 80 personas perdieron la vida en un ataque suicida en una iglesia cristiana.