Después de una temporada 2011/12 ilusionante, en la que el antiguo Grupo Iruña Navarra llegaba a semifinales de los play offs de ascenso a la Liga ACB, la campaña 2012/13 fue de una turbulencia continua.

Se cambió de patrocinador, pero se estuvo cerca de no salir siquiera, toda vez que el presupuesto quedó muy reducido. Ello repercutió también en el rendimiento del juego. Las lesiones de Iñaki Narros, la intermitencia de Iñaki Sanz, ausente durante un par de meses, «rescatado» por el Obradoiro de la ACB, y la falta de alternativas desde el puesto de base tras la marcha da Mikel Uriz a Logroño, dejaron en el pabellón Anaitasuna un equipo intermitente, incapaz de hallar un ritmo de juego, con un Starosta cada vez más avejentado y vigilado por los rivales, y sin que emergiera un líder en los momentos calientes. Al final, con 10 victorias y 16 derrotas, Planasa Navarra acabaría la campaña en undécima plaza, librándose de tener que jugar el play out de descenso, pero sin más méritos.

Por eso la temporada 2013/14 que empieza mañana tiene un deber para el cuadro iruindarra, que no es otro que devolver las ilusiones a los aficionados del pabellón Anaitasuna. El equipo, nuevamente ajustado al céntimo, es completamente nuevo, de forma que la nostalgia por los buenos años apenas pesarán, como tampoco pesarán los sinsabores de la mediocre reciente temporada.

Aparte de Ángel González Jareño en el banquillo, solo hay tres supervivientes respecto al año pasado. Uno es el base Christian Díaz, que junto a Rai López deberá encontrar el ritmo perdido del juego navarro. El escolta Joaquín Bonhome es el segundo: tirador en sus años mozos, le tocó «ejercer de Narros» por la ausencia del capitán, revelándose como un jugador válido. El tercero es el nuevo capitán: el navarro de Sebastopol Antón Savitski, que al fin tendrá minutos con continuidad.

Pero ninguno de estos tres será el referente de Planasa Navarra. La llegada del iruindarra Alex Urtasun, que quiere retomar su camino a la élite tras un año parado por lesión, es lo que más ilusión ha levantado.

«Jugar en el Planasa me ofrecía la posibilidad de poder estar en mi casa y con mi gente, algo realmente importante tras un período de larga inactividad. Además, su proyecto deportivo es realmente interesante ya que me ofrece minutos de juego en un equipo muy competitivo y que peleará día a día por crecer en la competición, algo que se adapta perfectamente a lo que necesito para recuperar sensaciones», declaraba esta semana.

Apuestas

Pero Urtasun, que anduvo entrenando con el Cajasol de Sevilla antes de regresar a Iruñea, tiene una cláusula de salida si hay una oferta de la ACB, de forma que los de González Jareño deberán buscar otras soluciones aparte de la del escolta navarro.

Las apreturas económicas de la escuadra de Iruñea obligan a esta a apostar más que fichar sobre seguro, con el riesgo que ello supone. Así, el internacional búlgaro Martin Durchev y el pívot norteamericano Brandon Sebirumbi parecen llamados a ser los referentes de los entrenados por Ángel González Jareño, con la ayuda de expertos de la LEB como Quique Suárez, David Mesa, Alejandro Navajas y Miguel Lorenzo. Este trabajo cooperativo, más la característica dura defensa que plantea el técnico madrileño de Planasa Navarra -una defensa que se echó de menos el año pasado- debe hacer que la escuadra de Iruñea remonte el vuelo y, al menos, logre colarse entre los nueve primeros y llegue a cuartos de final de los play offs de ascenso, evitándose sustos como los de la pasada campaña.

Con todo, la pretemporada no ha sido buena. Debido a las lesiones, ha tenido que cancelar un par de partidos, de forma que llega al debut del Anaitasuna de mañana a las 20.30 ante todo un Ford Burgos tras haber jugado solo tres partidos: una victoria sobre ante el UB Tarbes, cayendo ante Quesos Cerrato Palencia y Peñas Huesca.