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Irlanda mantendrá su sistema bicameral

A pesar de que una amplia mayoría del arco parlamentario abogaba por al abolición del Senado irlandés, la pequeña proporción del electorado que se tomó el trabajo de ir a votar decidió no hacer caso de las recomendaciones de sus políticos y mantener el status quo.

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Iñaki IRIGOIEN | DUBLÍN

Poco después de las 16.30 de la tarde, hora irlandesa, se dio a conocer en el Castillo de Dublín algo que ya se veía venir desde el inicio del recuento de los votos del referéndum para la abolición del Senado irlandés; los votos contrarios a abolición superaron a los votos a favor por un estrecho margen, el 51.8% frente al 48.2%. Si bien cabe destacar que tan solo un 39% del los electores acudieron a votar, no hay duda que, una vez más, tanto políticos como encuestas volvieron a equivocarse.

El resultado es especialmente complicado para el primer ministro irlandés, Enda Kenny, ya que los partidarios de la abolición se han visto incapaces de demostrar a la ciudadanía las bondades de la eliminación del Senado dado que el supuesto beneficio económico inicialmente cifrado en 20 millones de euros fue ampliamente cuestionado llegándose a hablar de 5 millones o incluso menos.

Por otra parte, la falta de concreción a la hora de hablar de la futura reforma del Parlamento, en un contexto en el que el electorado ha dejado de creer en las promesas de los políticos, ha hecho que optara por dejar las cosas como están en vez de depender nuevamente de unas promesas indeterminadas.

Las consecuencias de este resultado son como mínimo peculiares, ya que Fianna Fail, el partido que ha dominado la política irlandesa en los últimos 75 años, en los que no ha hecho nada por la reforma del Senado, se ha visto ahora erigido como adalid de la reforma al ser el único partido del arco parlamentario que propugnaba el «no» a la abolición del Senado.

Por otra parte, los partidos en el Gobierno, el conservador Fine Gael y sus socios laboristas, se ven en la coyuntura de llevar a cabo una reforma que no estaba en sus planes de trabajo y que los gobiernos anteriores han sido incapaces de llevar a cabo, ya que si en algo coinciden todos los partidos es en que la situación actual es insostenible con un Senado elitista y carente de poder, elegido por políticos y licenciados universitarios en base a intereses partidistas.

Según los analistas, los irlandeses sí creen que hay «demasiados políticos», que el Senado es ineficaz y costoso y que todo el sistema debe reformarse por el bien de la democracia, pero muchos reconocieron que la propuesta del Gobierno era un tanto simplista y populista.

La derrota, afirmaron, podría ser también un voto de castigo para un Ejecutivo erosionado por sus políticas de austeridad, consecuencia del rescate solicitado en 2010 a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.

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