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Ante el Villarreal recuperará a Ibai y se espera que a Sola

Valverde sigue buscando

Sus rotaciones en función del rival no terminan de cuajar, sea por pérdidas de concentración del equipo o por fallar ciertos jugadores.

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Joseba VIVANCO

Ernesto Valverde tiene mucho que reflexionar en estas dos semanas de parón liguero, al menos en ese medio campo en el que, como reconoció tras el partido ante los valencianistas, sigue «buscando cosas». El gasteiztarra dio por bueno el punto logrado, sensación que seguro comparte la inmensa mayoría de la parroquia rojiblanca, esté satisfecha o no con lo que este equipo transmite ya en la octava jornada de competición. Los de Miroslav Djukic no eran unos cualquieras, sino un plantel con muchas escamas, veteranía y saber hacer, que si le dejas te hace daño y, como se vio, si no le dejas como que también. Un puntito que sabe bien, que suma y sigue, pero que sabrá mejor ganando al Villarreal, otro que vendrá a jugar de tú a tú. Un puntito sí y varias reflexiones.

Valverde, fiel a su pizarra, volvió a retocar el once, con Saborit y De Marcos como novedades y la lógica presencia de Laporte en el eje de la zaga ante la movilidad de los Jonas, Feghouli y compañía. Y el experimento se le quedó en gaseosa, y todo porque cuando el argelino se entonó, Saborit padeció, porque el de Agen no anduvo fino en su regreso a la media luna del área, y porque el `10' acabó de `tres en uno', jugando de mozo para todo, de ariete, de media punta y de extremo, haciéndolo mejor en estas dos últimas posiciones. Así que no le extrañe a nadie que Txingurri cualquier día nos sorprenda con el alavés en una banda y Susaeta en la contraria, como los minutos finales del arreón el domingo.

«El fútbol es tan sencillo... No comprendo por qué los entrenadores lo hacen tan difícil con sus charlas», razonaba el bueno de Jimmy Hasselbaink, aquel goleador holandés. La grada de San Mamés está desorientada e impaciente con tanta rotación a la que no ve luz al final del túnel. Ni es la filosofía rotatoria del Tata Martino en el Barça, para repartir minutos ante una cargada temporada, y cada vez hay más dudas de que se deba a un plan preconcebido al que sacar rédito a medio-largo plazo.

Lo de que pone a los que más en forma están semana a semana también empieza a flaquear, porque por esa regla de tres, Herrera estaría chupando banquillo desde hace tiempo, e insiste con él, a pesar de haber sido cambiado en cinco choques, haber entrado desde la banda en uno, ni siquiera saltado al césped en otro, y jugado un único encuentro completo.

Más parece que para Valverde no es sino la adecuación del mejor once a cada partido, diseñándolo en función del rival y de los miembres de que dispone. ¿Ejemplos? Lo hizo cuando juntó a Mikel Rico e Iturraspe en el Bernabéu, cuando dio galones a Ibai ante el Betis, o cuando recolocó a Laporte en lugar de San José en la zaga y a De Marcos en punta ante el Valencia. El problema es que en la mayoría de casos los esquemas no le han dado resultados, bien porque no acertó, bien por las carajas momentáneas que sepultaban el partido o porque algunos hombres no dan la talla esperada.

Mucha precaución ante los chés

Marcelo Bielsa preparaba sus partidos dejando al rival que se preocupara de los suyos. Jugaban los mismos habitualmente y salían al césped con la misma idea cada partido. Protagonismo desde el minuto uno. La mejor defensa un buen ataque, con todos los riesgos que ello conlleva. Ernesto Valverde no. Plantea cada partido y confecciona cada once con el rabillo del ojo puesto en el contrario. Dos formas diferentes y cada cual válida.

Ante el Valencia fue claro. Nunca quiso perder la compostura atrás, sabedor de la peligrosidad ché. El primer chut local fue en el minuto 9, seguido de otro en el 10 de De Marcos, para después dos cabezazos consecutivos de Laporte en el 17 y 18, debiendo esperar hasta el 34 para un disparo alto de Beñat. El problema es que ningún intento llevaba la firma de un depredador del área. Ese fue el intermitente bagaje ofensivo de los leones en la primera mitad, a pesar de las múltiples internadas que proponían la dupla telepática entre Iraola y Susaeta.

Para nada el Athletic desarboló al Valencia a base de desmarques y ataques constantes. Quiso controlar el juego, no perder la pelota en zonas comprometida y tratar de marcar en alguno de los despliegues por banda. Hubiera salido medio bien la apuesta cara a la segunda mitad, con Aduriz de revulsivo, de no mediar el penalti. Se torció y Valverde tiró de bemoles, con Aduriz, Iturraspe y un Toquero que fue el de antaño, tan revulsivo como atropellado. Pero para eso salió. Más madera, debió de gritar Txingurri.

Ayer, algunos deslizaban que se empató sin Beñat ni Herrera sobre el verde. Demasiado ventajistas. Ambos encierran una contrastada calidad para cualquier equipo y más en el Athletic, aunque está claro que al de Igorre la grada le perdona lo que para nada pasa por alto al exzaragocista por mucho que le aplauda cada vez que es cambiado. A día de hoy, al crédito de Ander entre la parroquia de San Mamés le quedan cuatro florituras, y no precisamente por sus escarceos con el United.

Pensando en el Villarreal

Ernesto Valverde tiene por delante dos semanas para perfilar qué once plantará cara al complicado examen ante el Villarreal. Se lo pensará, y mucho, porque sigue «buscando cosas», sobre todo en esa medular que le trae de cabeza. Beñat debe dar un paso al frente, Iturraspe pide una segunda oportunidad, Morán está al acecho, De Marcos se preguntará si pasó la reválida, y veremos qué pasa con las vueltas de Ibai o Kike Sola.

Mucho en qué pensar tiene Txingurri, porque lo de encarar los partidos a domicilio como los de casa, para eso ya tendrá tiempo después de recibir al `submarino amarillo'. Y lo de tratar de equilibrar ese ataque endémico desde hace temporadas que bascula descarado hacia la derecha, ahí Valverde tendrá otro hueso duro de roer. Otro.

banega provocó a gurpegi tras el final

Ever Banega provocó el incidente del partido, a su finalización, al provocar un enorme enfado en Carlos Gurpegi, que se encaró con el argentino en mitad del campo y ambos fueron separados hasta llegar al túnel de vestuarios, donde siguieron encarados.

Los que más pases dieron, los defensas

El cuarteto de defensores del domingo fueron los jugadores que más pases dieron a lo largo de los 90 minutos, primera vez que sucede en los ocho partidos jugados -Beñat suele meterse de por medio- lo que da idea de la paciencia que tuvo el equipo a la hora de no rifar la pelota, y de las dificultades que le planteó el Valencia para salvar su medio campo. Otro dato que nos dejan las estadísticas del partido es que Aymeric Laporte fue el mayor recuperador de balones, hasta 15 -Banega 18-, lo que le sitúa junto a Gurpegi entre los principales de la Liga en este aspecto defensivo. Por cierto, uno de los que peor porcentaje tuvo de pases acertados fue De Marcos, un 65%, aunque la palma se la llevó Toquero, que solo atinó en el 43%, completando 6 de los 14 pases que dio en el tiempo que estuvo en el terreno de juego. Más acertado estuvo Andoni Iraola, que no perdió un solo duelo con el contrario. J.V.

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