A veces, al mirar al electrodoméstico esencial, quedo fascinado por su gran estilo. Es cuando está apagado y es un elemento decorativo en el salón. Cuando se enciende y toma vida virtual, empieza a producirme cosquillas en el occipital y quedo absorto imaginando la cantidad de imágenes, voces, mensajes que se pueden ir acumulando a lo largo de una sesión. Cuantas más opciones se tienen de cambiar de canal, más aumenta la sensación de impotencia ante lo inabarcable. Pero en esa sensación de incapacidad crece en paralelo la duda, la pregunta fatal, ¿para qué sirve todo eso que sale por el rectángulo iluminado por lámparas led?

Las posibilidades son infinitas, pero la realidad es una torpeza avalada por los métodos de hipnotizar al mayor número de inertes consumidores de esas imágenes y voces y de las presiones de los contables para cuadrar las cuentas de resultados. Estamos hablando de eso que se llaman técnicas de análisis de públicos y que lleva a unos dictámenes que proponen unas líneas a seguir para captar a un número mayor de espectadores. Existen departamentos dedicados a estas ciencias sociales que inciden en la programación que llega a los usuarios. También influyen las decisiones políticas previas.

Estas técnicas pueden explicar el cambio radical en la programación de TVE en la noche de los sábados, con un acto de decisión política en la senda de la polinización del ente por los chicos de la banda organizada y sus políticas ultras, que ha empujado hacia el oscuro total a una de las joyas de ese ente «Informe Semanal». Tras la manipulación constante de sus contenidos, ahora lo colocan después de un talent show de un título muy apropiado pare el momento actual, «Uno de los nuestros», conducido por el empalagoso Carlos Latre que no aporta nada, pero da resultados contabilizables.

Mirando los resultados de audiencias el cambio ha sido efectivo en su primera presencia, pero dándole el pase hacia la nada a un espacio informativo, que de desaparecer será la certificación de defunción de un modelo de televisión. Quizás sean fruto de los tiempos actuales o de las técnicas, pero un retroceso en toda regla del ente público estatal.