VIOLENCIA EN EGIPTO
Los atentados en el Sinaí se suman a la sangrienta represión
Tres atentados en los que ayer murieron seis policías y seis soldados en el Sinaí agudizaron la espiral de violencia que vive Egipto y que la víspera había costado la vida a 51 personas por la represión de las movilizaciones islamistas contra el golpe de Estado. Los Hermanos Musulmanes están dispuestos a seguir las protestas y demostrar que son una fuerza necesaria para estabilizar el país y han convocado más movilizaciones durante esta semana.
GARA | EL CAIRO
Después de un tiempo de relativa calma en la crisis que vive Egipto, a la matanza de al menos 51 personas la víspera en las manifestaciones de los seguidores del depuesto presidente Mohamed Morsi, han seguido varios atentados en la península del Sinaí que llevan de nuevo a Egipto a una espiral de violencia que muestra que el régimen surgido del golpe de Estado está lejos de estabilizarse y amenaza además con agravar la situación económica del país.
En uno de los atentados un coche bomba mató a tres policías en una comisaría en Al Tur, en el corazón de las estaciones balnearias del Mar Rojo a las que, como el caso de Shar el Sheik, los turistas comenzaban a volver después de una larga ausencia. El atentado se registró cuando en el interior del complejo se celebraba una reunión de dirigentes de seguridad.
En Islamiya, en el canal de Suez, seis soldados murieron tiroteados cuando patrullaban una región en la que, como en el Sinaí, se multiplican los ataques de grupos islamistas armados, algunos de los cuales afirman su vinculación a Al Qaeda.
Además, un cohete alcanzó una gran antena de un centro de comunicaciones por satélite en Maad, un barrio de El Cairo.
Los atentados se producen al día siguiente de las manifestaciones de los Hermanos Musulmanes que reclamaron la restitución de Morsi demostrando que siguen siendo una fuerza con capacidad de moralización pese a la represión implacable que ha llevado a prisión a cientos de personas, entre ellas a todos sus dirigentes y los ha colocado prácticamente en la clandestinidad. En la movilizaciones, además del más de medio centenar de muertos, hubo 375 heridos y fueron detenidas 423 personas. La Alianza por la Legitimidad denunció que los manifestantes fueron «atacados a sangre fría por las fuerzas de Seguridad que dispararon a matar». El Ministerio del Interior, por su parte, aseguró que los incidentes estallaron cuando se enfrentaron los Hermanos Musulmanes con residentes utilizando armas y que la Policía solo uso gas lacrimógeno.
Un portavoz del Departamento de Medicina Forense explicó que de los 41 cuerpos que ingresaron en el depósito de cadáveres de Zeinhom, 39 tenían heridas de bala y otros dos, heridas de armas de perdigones.
Pese a la matanza, los Hermanos Musulmanes tienen intención de mantener las protestas y han convocado manifestaciones durante toda la semana bajo el lema «El pueblo recupera el espíritu de octubre» para condenar «la continuación de las masacres contra los egipcios» y a que el próximo viernes intenten llegar a la plaza de Tahrir.
La Liga Árabe expresó su compromiso de ayudar a Egipto en la lucha contra «todos los actos de terrorismo, violencia y el asesinato de inocentes, sean cuales sean sus causas» y equiparó la situación con la de Irak.
Los Hermanos Musulmanes presentaron un recurso contra la sentencia judicial por la que se les embargan todos los bienes, incluidas las cuentas bancarias.
El presidente egipcio impuesto por las autoridades tras el golpe de Estado de julio, Adly Mansur, llegó ayer a Arabia Saudí, en su primer viaje oficial para agradecer el apoyo de la monarquía saudí al nuevo régimen. Mansur fue recibido por el príncipe heredero Salmane ben Abdel Aziz y por el rey Abdallah. Desde el golpe, Arabia Saudí ha aportado 5.000 millones de dólares a Egipto, repartidos entre una donación de 1.000 millones, un depósito en el Banco Central Egipcio de 2.000 millones y otros 2.000 millones en productos energéticos como petróleo y gas.
«Las relaciones egipcio-saudíes fueron afectadas el año pasado, es nuestro deber restablecerlas», añadió Mansur, que se refirió a su intención de retomar los acuerdos sobre crisis regionales, así como la cooperación económica, comercial e inversiones.
El presidente subrayó que Riad había apoyado al nuevo régimen egipcio «mientras algunos países occidentales tenían una relación hostil y habían amenazado con interrumpir sus ayudas», pero indicó que el ministro saudí de Exteriores, el príncipe Saud Al-Faisal, ha contribuido a cambiar la opinión de varios de estos países, sobre todo la del Estado francés. GARA