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Arantza Mendiola Madre de preso vasco

Reflexiones de la madre de un preso vasco

No hay que olvidar el ensañamiento continuado contra quienes no tienen el poder de su lado para defenderse, tampoco las torturas infligidas y la impunidad de quien las practica

Me produce inquietud la utilización, por parte de determinados colectivos y personajes políticos, de frases, palabras e ideas que, por hacerlo de forma insistente y continuada, pueden llegar a parecer ciertas.

Por ello, quisiera exponer tan sólo, tres reflexiones.

1. Los familiares de los presos y presas de ETA somos eso: familiares, y nos agrupamos en un colectivo (Etxerat) para hacer frente a problemas logísticos (optimizar viajes conjuntos, horarios de visitas...) y económicos (hay personas que no pueden hacer frente al gasto que supone visitar a su familiar). Asimismo, damos a conocer las injustas situaciones penitenciarias que se dan en algunos casos.

Aclarado esto, he de decir que no somos «entorno de ETA», excepto el debido a la relación personal/genética, y mucho menos un colectivo terrorista.

2. Según palabras de un miembro de la AVT, y en referencia a algunas medidas tomadas con presos de ETA: «...para poner un camino de rosas a los asesinos...».

No, señora, no se van de «rositas». Este colectivo está sufriendo las penas más duras del Código Penal español y, en algunos casos, con alargamiento de las mismas por nuevas leyes creadas para ello.

No, señora, no se van de «rositas» cuando se ensañan con presos que sufren enfermedades crónicas e irreversibles, cuando hacen mofa de la supervivencia de un enfermo en fase terminal (que no significa, como algunos parecen creer, que el fin es inmediato).

No, señora, no se van de «rositas» cuando hemos de viajar 2.000 kilómetros para hacer una visita de media hora y cuando hay familiares que no van a poder verles nunca más por su avanzada edad o imposibilidad de viajar.

Esta forma de actuar sólo busca aniquilar al adversario, y no vencerlo.

3. «...No hay que cerrar las heridas en falso...», «...no hay nada que negociar...», «...no hay que olvidar...».

¿Qué tenemos que olvidar y qué no? ¿Quién va a definir lo que es perdonable, olvidable? ¿A partir de que año de la historia de España?

No hay que olvidar a los muertos, que no volverán.

No hay que olvidar el ensañamiento continuado contra quienes no tienen el poder de su lado para defenderse, tampoco las torturas infligidas y la impunidad de quien las practica.

No olvidaremos las humillaciones sufridas ni los años de cárcel de personas posteriormente juzgadas y declaradas inocentes...

Hay muchas situaciones que no hay que olvidar y que en ocasiones, aunque quisiéramos, no podríamos. Es por esto que para poder avanzar en la normalización de éste país, deberíamos esforzarnos en perdonar, superar, negociar...

Supone una gran responsabilidad para todos aquellos agentes, personas e instituciones crear unas bases para que en un cercano futuro nuestros descendientes/amigos y amigas no puedan recurrir a ciertas opciones de lucha para hacer frente a situaciones de injusticia y abusos que, en el transcurso del tiempo, seguirán existiendo.

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