Casi 48 horas duró el secuestro en México DF de Igor Escudero, Ekhi Lopetegi, Unai Lazkano y Guillermo Astrain, los cuatro miembros de la banda Delorean. Los zarauztarras, que se encontraban de gira en el continente americano, fueron enga- ñados por sus secuestradores en el hotel donde se alojaban. Recibieron una llamada de supuestos policías mexicanos, alertándoles de que no estaban seguros donde se encontraban por la amenaza de un inminente tiroteo. Personas vestidas de vigilantes de seguridad les obligaron a trasladarse a otro hotel y fue allí donde les requisaron sus teléfonos móviles y les comunicaron de que estaban secuestrados. Según anunciaron las autoridades mexicanas, fue un secuestro «virtual», una modalidad muy usada de México para amenazar a las víctimas a cambio de una suma de dinero.

Los secuestradores utilizaron el teléfono de uno de los miembros del grupo para ponerse en contacto con los familiares, por primera vez a las 07.30 de este lunes. No solo con uno, sino con varios. «Querían sacar dinero de todas partes, los secuestradores intentaron negociar con todos», señaló ayer a GARA Fernando Lopetegi, padre del vocalista y bajista Ekhi. También llamaron al mánager que tiene la banda en EEUU y le exigieron un millón de dólares. Tras ponerse todos los familiares en contacto, interpusieron la denuncia en la comisaría de la Ertzaintza de Zarautz, y se puso todo el dispositivo en marcha.

Según señaló Lopetegi, la colaboración de la Ertzaintza, Policía Nacional española, Policía Federal mexicana, Interpol y FBI ha sido esencial para conseguir liberar a los cuatro jóvenes antes de llegar a pagar el rescate que acordaron. José Luis Escudero, padre del batería Igor, relató a GARA que en alguna de las llamadas recibidas, pudo hablar con los jóvenes secuestrados. Sin embargo, cuando se puso el operativo policial en marcha, fue Lopetegi quien realizó las labores de interlocutor de los familiares.

Llamadas cada tres minutos

Las llamadas, tanto a familiares como a los secuestrados, han sido continuas durante esos dos días. Los cuatro músicos se encontraban en una habitación y cada tres minutos recibían una llamada telefónica que tenían la obligación de responder.

«Las amenazas y los insultos eran constantes. Les amenazaban con matarlos, con hacerlos pedazos, con violar a sus familiares...», confirmó Lopetegi.

«Si esto es lo que llaman el secuestro virtual, no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo. Es terrible lo que han tenido que sufrir», añadió.

Los cuatro músicos zarauztarras fueron liberados hacia las 15.30 de ayer (hora de Euskal Herria) y los familiares pudieron hablar por teléfono con el teclista Unai Lazkano, quien se encontraba a salvo junto a sus compañeros de banda en la embajada española en México.

Después del susto, los jóvenes músicos han decidido volver a casa y tomarán hoy el avión de vuelta. De momento ya han cancelado algunos conciertos de la gira -el lunes iban a tocar en San Francisco y ayer en Portland-.

Hasta el próximo 15 de noviembre, tenían cerrada la gira de presentación de su último disco, «Apar», publicado el pasado 9 de setiembre, con casi una treintena de conciertos, antes de viajar a Tokyo para actuar el 1 de diciembre. «Veremos cómo están sicológicamente, porque estos días han sido muy muy duros. Lo decidirán ellos y ya lo comunicarán», señaló el padre de Escudero.