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Alpes | Fin del proyecto

Gran trilogía en libre en la cara norte del Eiger

Robert Jasper y Roger Schäli ponen punto y final al proyecto liberando a principios de agosto la vía «Ghilini-Piola» (7c, 1.400 m) en una escalada de 14 horas de duración. Anteriormente, la misma pareja de alpinistas puso también el punto rojo a la «Japonesa» (8a) y a la «John Harlin» (7a/M8).

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Andoni ARABAOLAZA

Aunque parezca exagerado, creemos que no nos pillamos los dedos a la hora de asegurar que la cara norte del Eiger es una «escuela de escalada» para Robert Jasper y Roger Schäli, y los siguientes datos son significativos para apoyarlo: el alemán Jasper, por ejemplo, ha escalado más de 16 diferentes rutas, «Spit Verdonesque» se la comió en solitario y abrió «Symphomie de Liberté», una de las más duras del murallón sombrío.

Schäli, por su parte, es de la casa: «Nací en la zona y el Eiger es mi montaña favorita. La defino como «la pared de las paredes»». Ha escalalado unas 40 veces por 15 líneas diferentes: «Es puro alpinismo -asegura-, y he tenido la oportunidad de liberar antiguas vías de artificial. Siempre he pensado que la nueva generación de escaladores debíamos pasar al siguiente nivel; era el momento de escalar en libre dichas rutas».

Pues bien, dicha cordada finalizaba a principios de agosto una extraordinaria trilogía: el encadenamiento en libre de las tres directísimas de la cara norte del Eiger. La última fue la «Ghilini-Piola» (7c, 1.400 m). Las otras dos joyas fueron la «Japonesa» (8a) en el 2009 y la «Harlin» (7a/M8) en el 2010. Sobre ambas ya hemos informado en estas mismas páginas.

Entre lo exigente, lo más exigente. De esa forma podemos calificar lo que Jasper y Schäli acaban de embolsarse. Han sabido esperar y sobre todo «llenarse» de experiencia para liberar las tres rutas directas. La «Japonesa», por ejemplo, les puso en su sitio. Fue en el 2006 cuando la atacaron pero, después de escalar casi todo en libre, tuvieron que desistir por la irrupción de una terrible tormenta. Por aquel entonces, el propio Jasper ya lo anunciaba: «No estábamos preparados todavía».

Tres años más tarde, en cambio, los 1.800 metros de la vía conocían su primer punto rojo. Ese encadenamiento les motivó para seguir adelante con su reto, y, como ya adelantábamos, un año más tarde le tocó el turno a la famosa «Harlin».

La tercera y definitiva

Llegaba la hora del punto y final, y eso fue a principios de agosto; concretamente el día 2. Tal y como confirma a GARA el propio Schäli, tuvieron que tener paciencia con esa vía: «Nos despertamos hacia las 3 de la madrugada. No sé por qué motivo, pero nada más levantarme sentí que nuestras posibilidades de éxito eran muy altas. Durante el mismo verano, Robert y yo tuvimos que darnos media vuelta en dos ocasiones debido a las malas condiciones y a la humedad de la pared. Ya el año pasado saqué en libre todos los pasos del desplome (la clave de la vía) en dos días de escalada -recordaba-. Así que tenía mucha confianza en mis posibilidades gracias a la experiencia adquirida en esos intentos. Teníamos muy claro que si no cometíamos ningún error la liberación de la línea estaría muy cerca. Con mucha confianza fuimos ganando en libre muchos metros y largos. Y, la verdad sea dicha, nos salió bastante fácil. Hacia las 3 de la tarde acabamos con nuestro proyecto: ¡fue uno de mis mejores y más bonitos días de escalada!».

Aunque la dificultad técnica propuesta sea ya alta de por sí (7c), el alpinista suizo nos aseguraba que durante la escalada hubo otros aspectos que les exprimieron: «Durante toda la escalada fuimos muy concentrados, tal es así que solo nos dimos cuenta de nuestro cansancio una vez de pisar la cima. Fue el momento en el que nos relajamos -señala-. Hay que tener en cuenta que la parte más desplomada de la cara norte de la montaña se concentra en dicha ruta. Es, por decirlo de alguna forma, la clave de esta línea de 1.400 metros. En dicha sección tuvimos que apretar mucho, ya que las dificultades técnicas eran muy altas. Pero, aunque en esos largos se concentraran las mayores dificultades técnicas, tuvimos que estar muy alerta con la dudosa y mala calidad de la roca. Por lo tanto, la graduación técnica no lo es todo en esta ruta; su exposición es muy alta».

Y ya que Schäli ha citado la exposición de la ruta, hay que adelantar que no añadieron ningún tipo de material fijo. Solo reemplazaron algunos expansivos de las reuniones que estaban en malas condiciones: «Preguntamos a uno de los aperturistas -a Michel Piola- si podíamos reemplazar algunos expansivos sin cambiar el carácter de la escalada; y es que nadie debería morir por una reunión en malas condiciones».

Alto grado de compromiso, dificultades técnicas de consideración y gran exigencia física. Los tres pilares de la trilogía: «Durante muchos años, tanto Robert como yo habíamos soñado con dicho proyecto. Hemos invertido mucho tiempo para salir airosos del reto, y al final lo hemos conseguido. Hemos trabajado mucho en las tres vías. A veces hemos tenido suerte y en otras, en cambio, nos hemos tenido que dar media vuelta. Además hay que tener en cuenta que la roca de la cara norte del Eiger suele estar muy pocas veces en condiciones adecuadas. El día que tienes las condiciones perfectas, si has hecho bien el trabajo previo, luego todo parece fácil».

Le trasladamos a Schäli una reflexión sobre la sensación de que la mayoría de los medios especializados no le han dado el debido tratamiento a esta trilogía, a la liberación de tres directas, duras y comprometidas rutas en la cara norte del Eiger. Esta es la respuesta del suizo: «Puede que sea así, pero no le doy demasiado importacia: ¡estas duras y complejas escaladas las hemos realizado para nosotros mismos, y no de cara a los medios de comunicación!».

La historia de la norte de Eiger ya cuenta con una nueva y gran aportación. La firmada por Jasper y Schäli.

tercera

El pasado 2 de agosto, Robert Jasper y Roger Schäli liberaban los 1.400 metros de la «Ghilini-Piola» con una dificultad máxima de 7c

trilogía

Anteriormente, los dos alpinistas ponían sendos puntos rojos a la «Japonesa» (8a) y la «Harlin» (7a/M8). Todas ellas rutas directas

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