La Cumbre Iberoamericana pide alternativas a la lucha contra el narcotráfico
El narcotráfico ocupó un lugar destacado en la XXIII Cumbre Iberoamericana celebrada en un lujoso balneario a las afueras de Ciudad de Panamá. Presidentes como Porfirio Lobo urgieron a hacer «algo nuevo».
GARA | CIUDAD DE PANAMÁ
La Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá llamó el sábado a avanzar en la discusión de nuevas alternativas contra el narcotráfico, ante el fracaso de la guerra frontal que ha desbordado la violencia en la región.
El llamamiento está incluido en una resolución presentada por la delegación de Guatemala en la que se solicita que se avance en la discusión y en el logro de acuerdos que permitan enfrentar con «mayor eficacia» el problema del narcotráfico en las distintas formas en que se pueda abordar, dijo Iglesias.
Durante las sesiones, el presidente hondureño, Porfirio Lobo, urgió a «hacer algo nuevo» para enfrentar el crimen organizado y el narcotráfico durante su participación en la cumbre. Honduras sufre «la agresión externa de las organizaciones criminales, que han causado muchas lágrimas y dolor», remarcó.
Centroamérica, con la mitad de su población viviendo en la pobreza, es una de las zonas más violentas del mundo. El crimen organizado disparó los homicidios a casi 40 por cada 100.000 habitantes, cinco veces la media mundial y con picos que, en Honduras, incluso duplican esa tasa. «Yo sé que es un tema de altísima sensibilidad política, pero hay que discutirlo con franqueza», dijo el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos. «Es un tema que tenemos necesariamente, inexorablemente, que afrontar y si lo afrontamos juntos y encontramos comunes denominadores estoy absolutamente seguro que vamos a ser mucho más efectivos», sostuvo. Consideró que el tema debe estudiarse con «una visión objetiva, no ideológica» porque «es un problema que a todos los aquí presentes nos concierne y cada vez más».
Los cárteles colombianos y mexicanos utilizan Centroamérica para traficar drogas desde los países productores de Sudamérica hacia Estados Unidos, el principal consumidor de estas sustancias. Se estima que el 80% de la cocaína que llega al mercado estadounidense pasa por el istmo.
En México, la violencia del narcotráfico y de los efectivos militares se han cobrado más de 70.000 vidas. «No debemos apartar la mirada de los desafíos presentes», aseguró la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, cuyo país soporta los efectos de una creciente presencia de las organizaciones criminales. «Los embates de la criminalidad transnacional organizada y el narcotráfico nos persiguen con altos costos en vidas humanas», destacó la mandataria.
La XXIII Cumbre Iberoamericana, celebrada en un lujoso balneario de las afueras de Ciudad de Panamá, concluyó, sin acuerdos sustanciales, con una declaración y un proyecto para relanzar el sistema, agotado tras crearse hace 22 años.
«Este mecanismo de diálogo y colaboración está llamado a renovarse para que pueda responder a los desafíos de nuestro tiempo», dijo el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, cuyo país albergará la Cumbre de 2014 en la ciudad de Veracruz.
La ausencia de los presidentes de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Cuba, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Guatemala evidenció el desinterés que despiertan estas citas anuales. Conscientes de ello, los líderes acordaron pasar la periodicidad de esta cumbre a cada dos años después de la que se realice en México.
Burocratizadas y costosas -la de Panamá ha costado nueve millones de dólares- estas cumbres han desembocado, más que en proyectos concretos, en retórica. Son recordadas por anécdotas como el «¿Por qué no te callas?» del rey español al fallecido presidente Hugo Chávez en la cumbre de Chile.