CRÓNICA | COMOCIOS DE MEDIO MANDATO
Argentina renueva su parlamento con la vista puesta en las presidenciales de 2015
Casi 31 millones de ciudadanos habilitados podrán votar para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, tras un tramo final de campaña atípico, signado por la convalecencia de la presidenta Cristina Kirchner debido a una operación por un hematoma cerebral.
Daniel GALVALIZI
Tras las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, en las que el Gobierno perdió en su principal bastión electoral (la provincia de Buenos Aires, con el 35% del electorado nacional) y en los otros cuatro distritos mayores, la campaña pareció quedarse en piloto automático.
La repentina intervención quirúrgica a la presidenta a principios de mes obligó a la moderación de los discursos de los dirigentes opositores y las últimas cuatro semanas se transitaron en un clima inusualmente liviano para la elite política argentina, acostumbrada a la dureza retórica.
Los resultados de las primarias se mantendrán o se profundizarán, según la mayoría de los sondeos. El candidato por el Frente Renovador, Sergio Massa, con claras aspiraciones para postularse en 2015 a la Casa Rosada, incrementaría su ventaja del 5% a 10% ante su rival kirchnerista, Martín Insaurralde, alcanzando un 42% de votos.
Esta pelea de alcaldes -Massa es intendente de un suburbio periférico al norte de la Capital Federal, mientras que Insaurralde lo es de uno al sur- es en realidad entre dos esquemas de poder del peronismo bonaerense: el que supo cosechar el kirchnerismo y el que lo quiere suceder.
Massa fue jefe de gabinete de Cristina Kirchner en 2008-2009 y accedió a su alcaldía dos veces compartiendo la papeleta con ella, pero a finales del año pasado comenzó a percibir un posible cambio de época en el humor social y conformó una especie de liga en la que aglutinó a más de 20 jefes comunales y dirigentes industriales, extrapartidarios y sindicales.
Su discurso apela a la renovación de cuadros políticos -aunque su lista está integrada en parte por viejos barones peronistas-, a mantener las buenas cosas concretadas durante la década kirchnerista (él pondera los primeros cinco años) y resolver las incorrectas, con hincapié en la inseguridad y la inflación. Sabe que es lo que hoy por hoy la gente quiere escuchar.
El sucesor de los Kirchner
El otro presidenciable que aparece con fuerza es el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, el principal aliado de Néstor y Cristina Kirchner desde 2003.
Scioli soportó mil y una tormentas en el kirchnerismo en lo que él consideraba exhibición de lealtad ante los embates de los presidentes y de sus allegados por cuestionarle principalmente su cercanía a la mayor empresa de medios argentina, el Grupo Clarín (enemigo acérrimo del Gobierno desde 2008), y por su visión sobre la seguridad.
El gobernador, quien manifestó el año pasado su voluntad de postularse en 2015, ocupó el vacío que dejó la presidenta por su convalecencia y se puso la campaña al hombro, esperanzado en recortar la ventaja con Massa (su claro rival para las presidenciales) y en lucir como el heredero lógico del kirchnerismo.
Fuera del peronismo emergen otros liderazgos que buscan ganar con comodidad en sus distritos para que el triunfo les facilite su posicionamiento para la carrera presidencial.
Es el caso del alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, cuyo partido Pro ganaría la capital argentina con el 38% ante la coalición socialdemócrata UNEN, y un kirchnerismo relegado al tercer lugar, especialmente desde la aparición hace dos semanas de un video en el que su candidato a diputado, Juan Cabandié, agrede a una agente de tránsito que lo demora por no tener uno de los papeles requeridos.
El caso de Macri, referente de la derecha liberal, es particular porque busca hacerse un lugar entre los dos partidos tradicionales argentinos (el peronismo y la UCR, aún fuerte en el interior del país), dejando de lado su aspiración a lograr un acuerdo con los peronistas no kirchneristas, que ya optaron por seguir a Scioli o a Massa.
El excandidato a presidente Hermes Binner, del Frente Amplio Progresista, aspira a revalidar ampliamente su liderazgo en la provincia de Santa Fe, así como el exvicepresidente Julio Cobos, que arrasó en Mendoza en su candidatura a diputado por la UCR y espera apuntalarse como presidenciable.
Pato cojo
En sistemas presidencialistas puede pasar que cuando el jefe del Estado no tiene posibilidad de ser reelegido y su Parlamento se le vuelve adverso, puede terminar el mandato como un «pato rengo» (cojo), al decir de los estadounidenses. En un sistema federal en lo legal pero tan centralizado y jacobino en los hechos como el argentino, enseguida se apela al miedo a una crisis de gobernabilidad.
Sin embargo, las primarias demostraron que, de repetirse la tendencia, el Parlamento no variará mucho y el kirchnerismo junto con sus aliados provinciales rozaría la mayoría absoluta, con pocos escaños menos entre los diputados y casi igual cantidad en el Senado.
Pero la clave está en el transcurso de los dos largos años. Es sabido hasta por el ciudadano medio que los dirigentes peronistas suelen acompañar a sus líderes al cementerio pero nunca entran con ellos. Ese viejo dicho que se repite asiduamente entre risas es la preocupación de la cúpula kirchnerista.
La llave la tendrá una vez más la presidenta, que en medio del recrudecimiento de problemas económicos como la inflación o el déficit en la balanza de pagos, deberá tener cintura para dos años de transición compleja hacia una Casa Rosada que a fines de 2015 tendrá por primera vez en 12 años un huésped principal sin el apellido Kirchner. Porque la carrera para sucederla arranca el lunes.