Aunque la cuestión de la inmigración resultó eclipsada por el debate sobre el espionaje de Estados Unidos, la cumbre del Consejo Europeo puso el tema sobre la mesa pero no fue más allá de una declaración de solidaridad y de intenciones. Aun así, el primer ministro italiano, Enrico Letta, que había pedido que la inmigración estuviera en el orden del día europeo, se declaró satisfecho de las conclusiones adoptadas por sus homólogos. «Hemos luchado para imponer la cuestión de las migraciones y para que las conclusiones prevean un contenido operacional. Son satisfactorias para nuestras expectativas, porque han incorporado el concepto de solidaridad, que no estaba incluido», explicó Letta.

El problema es que «hay diversas lecturas para la solidaridad», matizó un diplomático europeo bajo anonimato. «Se han identificado líneas de acción, pero todavía no una política», añadió. Enrico Letta reconoció que la cumbre del Consejo de Estado «no será suficiente si no es seguida de acciones operacionales».

«Todos estamos de acuerdo en que hay que compartir responsabilidades con los Estados miembros más afectados por los flujos migratorios», señaló el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre de la UE. El máximo responsable del Consejo reconoció, no obstante, que el debate de los líderes fue solo «general» y que se espera que «la toma de decisiones» se produzca en la cita de diciembre, cuando el Grupo de Trabajo sobre el Mediterráneo recién constituido presentará «propuestas operativas» sobre la manera de atajar el fenómeno migratorio.

También indicó que en junio de 2014 los líderes de la Unión analizarán las cuestiones relacionadas con el asilo y la inmigración, en el marco de una «reflexión más a largo plazo» sobre la forma de hacer frente al problema.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, recordó que las instituciones europeas «no tienen buques ni aviones, sino que deben contar con los medios de los Estados miembros». Los líderes europeos encargaron a sus respectivos ministros de Interior que acordaran acciones para debatirlas en su próxima reunión en diciembre.

«Las conclusiones del Consejo sobre inmigración reflejan, dolorosamente, que las expresiones de tristeza y solidaridad no eran más que lágrimas de cocodrilo», afirmó el director de la oficina de Amnistía Internacional para las instituciones europeas, Nicolas Beger.

«Está claro que la prioridad de Europa no es salvar vidas o proteger a las personas en las fronteras, sino prevenir que llegue gente a Europa a toda costa, incluso si estas personas necesitan seguridad o protección», añadió. «Los dirigentes europeos pierden el tiempo. Puede que las expectativas fueran demasiado altas, pero la decepción es grande», lamentó Jutih Sunderland, de Humans Rights Watch (HRW).

Rescatados 700 inmigrantes

Frente a la dilatoria actitud comunitaria, el tiempo apremia en las aguas del Mediterráneo. En los dos días que ha durado el Consejo, 700 inmigrantes a la deriva han sido rescatados en el canal de Sicilia y el presidente francés, François Hollande, sugirió la posibilidad de que se produzca un éxodo masivo de refugiados sirios antes del invierno. «Tenemos que actuar con urgencia y anticiparnos», afirmó.

Pero los líderes europeos todavía no se han puesto de acuerdo sobre el tipo de soluciones. Los tratados europeos prevén responsabilidades compartidas, incluidas las financieras. Pero los países del norte rechazan repartir las cargas. El trámite de las solicitudes de asilo incumbe a las autoridades del país de llegada y 24 de los 28 miembros de la UE rechazan de plano modificar o eliminar esta norma. La canciller alemana, Angela Merkel, fue contundente en ese sentido durante la cumbre.

La UE plantea tres ideas para actuar, según el texto acordado en la cumbre: el diálogo con los países de partida y de tránsito de migrantes; reforzar los medios de Fontex, la agencia que gestiona la vigilancia en las fronteras exteriores de la UE e impulsar la lucha contra el tráfico de seres humanos. La primera tarea resulta especialmente difícil en el caso de Libia, por el caos político que se extiende por el país, según reconoce la comisaria de Asuntos Interiores, Cecilia Malmström. El presidente francés también subrayaba la urgencia que representa Libia, recordando la «incapacidad de asegurar la seguridad de sus fronteras» porosas por las que transitan «poblaciones llegadas de Eritrea y de Somalia países que también se encuentran en el caos». «Debemos hacer que Libia recupere su capacidad de seguridad y acción», insistió.

En cuanto a Siria, «donde no se ha solucionado nada sobre la preparación de la paz», indicó que se trata de ayudar también a los vecinos del país en guerra, Líbano, Jordania y Turquía a acoger «de manera decente» a los refugiados «para que no sean empujados a dejar sus campamentos y venir con nosotros» En cuanto al principio de reforzar la vigilancia de las fronteras, señaló que se había constituido un grupo de trabajo bajo autoridad de la Comisión Europea para determinar los medios necesarios y «propuestas concretas» y que este tema «será examinado y tratado» en la próxima cumbre europa en diciembre.

Amnistía Internacional señaló que «ninguna de las medidas mencionadas en las conclusiones de la cumbre sirve para prevenir más pérdidas de vidas en el Mediterráneo», y destacó que el documento no hace referencia a la capacidad de rescate en el mar o a la necesidad de abrir rutas más seguras para los refugiados que se dirigen a Europa. «Las propuestas se centran de nuevo en aumentar la vigilancia de las fronteras, lo que llevará sencillamente a que estas personas tomen rutas más arriesgadas para llegar a Europa», advierte.