El sindicato LAB organizó ayer en Durango una jornada sobre la socioeconomía vasca para reflexionar sobre la necesidad y la viabilidad del estado vasco en un día como el 25 de octubre en el que «no hay nada que celebrar», porque el Estatuto de Gernika «ha sido incapaz de responder a las necesidades de la clase trabajadora» .

El encuentro congregó a una nutrida representación tanto del ámbito económico como político. Entre los ponentes se encontraban Aitor Bengoetxea, profesor de Derecho Laboral y Seguridad Social; Anton Borja, doctor en Economía; Nekane Jurado, economista; Adrián Zelaia, director de Ekai Center; Ainhoa Etxaide, secretaria general de LAB; Francisco Letamendia, Ortzi; y Joseba Permach. Además, entre los asistentes, estuvo una amplia representación de los partidos que conforman EH Bildu como Hasier Arraiz, Peio Urizar, Belén Arrondo, Maribi Ugarteburu o Xabier Isasi, además del parlamentario de Amaiur Xabier Mikel Errekondo.

Nekane Jurado, que analizó los flujos económico-institucionales entre Euskal Herria y el Estado, destacó la cada vez mayor aportación que las instituciones vascas hacen al Estado español a través del Cupo -el pago por las competencias no asumidas-, al tiempo que las inversiones que efectúa el Estado tanto en infraestructuras como a través de la Seguridad Social o de los fondos europeos son cada vez menores, por lo que el saldo resulta «muy deficitario». «Somos contribuyentes netos al estado», dijo.

Esta circunstancia se da también en lo referido a la Seguridad Social, a pesar de las opiniones que lo niegan sobre todo desde el inicio de la crisis. A juicio de Nekane Jurado, «cuando se dice que Euskal Herria es deficitaria y que eso se está compensando con la caja de reserva de la Seguridad Social, se oculta que nosotros hemos sido contribuidores netos a esa caja. O sea, que estamos cogiendo de lo que hemos contribuido también con creces».

En cuanto a Ipar Euskal Herria, remarcó las dificultades de analizar los flujos económicos respecto al Estado francés, «ya que no disponen siquiera de un concierto de aportación al Estado», un problema que viene a sumarse a su «débil cohesión territorial».

En el lado contrario, destacó los elevados niveles de protección social en Ipar Euskal Herria, ya que el gasto que supone este apartado en cuanto al Producto Interior Bruto asciende en el Estado francés al 30% frente al 18% de Hego Euskal Herria.

Potencialidades

El profesor de la UPV-EHU Aitor Bengoetxea fijó su reflexión en que los indicadores vascos son diferentes a los del Estado pese a que se aplican las mismas leyes económicas. A su juicio, «si tuviéramos la oportunidad de disponer de un derecho propio, nuestras potencialidades se dispararían tanto para definir un modelo propio como para crear una legislación adecuada que permitiera proteger y desarrollarlas».

Explicó que la UE deja en manos de los estados todo lo referido a las relaciones laborales y protección social, lo que provoca situaciones como que en Hego Euskal Herria el salario mínimo interprofesional sea la mitad que la de Ipar Euskal Herria, un hecho que refleja «la libertad de actuación que tienen los estados» por encima de los límites que se les imponen en cuanto a déficit o deuda pública.

Por ello, el profesor de la UPV-EHU rechazó las políticas que se limitan a remarcar las diferencias entre los indicadores de Euskal Herria y los del Estado, ya que «el problema es el modelo y, si no lo definimos bien, la tendencia va a ser negativa. Será una cuestión de tiempo».

Políticas propias ante la crisis

Por su parte, Adrián Zelaia centró su intervención en la necesidad de que Euskal Herria disponga de políticas propias ante a la crisis, ya que los problemas estructurales y los retos a los que debe hacer frente «son sustancialmente diferentes a los del Estado» debido a la diferencia de variables como deuda privada, deuda pública o base productiva.

A su juicio, el problema básico es que los distintos ejecutivos autonómicos «se han centrado en el equilibrio de las cuentas públicas, en transmitir que otros están peor, pero no han liderado una verdadera estrategia frente a la crisis», mientras el Estado español sí la ha diseñado «en función, claro está, de sus propios intereses».

Explicó que una consecuencia de ello es la aplicación de recetas que no eran necesarias en Euskal Herria, como la reforma laboral, la reforma financiera o la devaluación interna, «lo que nos ha generado otros problemas como la bajada de consumo o una conflictividad social innecesaria».

Junto a ello, Adrián Zelaia rechazó comparar las variables económicas vascas con las de otros estados europeos, ya que «lo que tenemos que compararnos es con un estado pequeño o con una región industrial, y ello nos demuestra que no estamos bien posicionados, sobre todo en cuanto a nivel tecnológico o educativo, los elementos clave del futuro de nuestra economía».