Cientos de personas se manifestaron ayer por las calles de Alde Zaharra de Iruñea para denunciar la persecución de la ikurriña en la capital navarra y reclamar una ciudad que respete todos los derechos y que garantice la convivencia.

La movilización partió al mediodía desde la sede del Gobierno navarro y su intención inicial era llegar hasta la Plaza del Ayuntamiento. Los convocantes, la plataforma Iruñea Askatasunez, querían denunciar de este modo la detención de seis personas por desplegar una ikurriña gigante en el txupinazo de los sanfermines de este año y el próximo juicio en el que trece vecinos de Iruñerria se enfrentan del 18 al 22 de noviembre por otra acción similar en 2010. En dicho proceso, se han presentado peticiones de pena que oscilan entre 33 y 160 años de prisión para el conjunto de ellos.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Iruñea y la Delegación del Gobierno español prohibieron que la marcha finalizase en la Plaza Consistorial con el argumento de que a esa misma hora se celebraba una recepción oficial con motivo de los actos del segundo centenario de la batalla de 1813, en el marco de las guerras napoleónicas.

«Parece que su objetivo último es no volver a ver la ikurriña en el Ayuntamiento otra vez. ¡Pero no lo van a conseguir!», destacaron en el acto con el que concluyó la marcha en la plaza de San José, junto a la catedral.

Ayer no se vieron ikurriñas en la Plaza del Ayuntamiento, pero la bicrucífera estuvo presente en todo el recorrido de la manifestación: la avenida Carlos III y las calles Estafeta, Mercaderes y Curia, antes de llegar a la plaza de San José.

A la cabeza del cortejo no había ninguna pancarta, sino una bandera navarra y una ikurriña de grandes dimensiones portada por dantzaris. Detrás, cientos de ciudadanos, muchos de los cuales portaban asimismo ikurriñas y otros símbolos.

Durante la marcha, se escuchó música de gaitas, aportando al recorrido aires festivos. Por momentos, parecía más una kalejira que una manifestación.

Sin embargo, también se escucharon gritos como «Ikurriña bai, espainola ez» o «UPN kanpora». En la la plaza de San José, se bailó un aurresku a la ikurriña antes de comenzar el acto político.

«Los acontecimientos de la semana pasada, la detención de seis personas y la citación para declarar de una concejala, nos demuestran la verdadera situación que vivimos en Iruñea: una situación de excepción en toda regla», destacaron los integrantes de Iruñea Askatasunez.

«Una acción pacífica y reivindicativa como fue la realizada el pasado 6 de julio es utilizada para criminalizar personas e ideologías políticas. Mientras tanto, se esconden intencionadamente verdaderos escándalos como cobros irregulares del erario público, cesiones de terrenos públicos a manos privadas y todas clase de recortes de libertades», añadieron.

Tras calificar de paradójico que por reivindicar «un símbolo que representa, entre otras cosas, la libertad», haya ciudadanos que se enfrenten a penas de cárcel, destacaron que «es la libertad la que va a ser juzgada y la que está en juego. Hoy en Iruñea las libertades democráticas básicas no son respetadas y su defensa y reivindicación es perseguida y criminalizada. Y para ello, entre otras cosas, se crean leyes especiales como la Ley de Símbolos, con la que se ilegaliza de facto la ikurriña».

Ante esta situación, mostraron su «compromiso en la construcción de la convivencia en esta ciudad; es decir, en el restablecimiento de todos los derechos de la ciudadanía. Por lo tanto, condenar a trece personas como en este caso, por izar una bandera, la ikurriña, aparte de ser un despropósito, supone un obstáculo para la convivencia y el futuro de esta ciudad», y anunciaron que están trabajando en una iniciativa que posibilite la participación ciudadana en defensa de los símbolos y la derogación de la actual ley.

En esta línea, han convocado una nueva manifestación en Iruñea para el próximo 9 de noviembre.