Después del bendito destierro a Nicosia -que más parecía un castigo para el Laboral Kutxa Baskonia que para el Panathinaikos-, toca recoger los bártulos y volver a casa. La competición está en plena vorágine y, tras el sopapo de la Euroliga, toca recibir la visita de Estudiantes en el Buesa Arena.

Ha sido una semana especialmente dura para la entidad gasteiztarra, en la que las bajas por lesión han hecho cundir cierta sensación de desamparo. Faltan jugadores esenciales y sus sustitutos son chavales sin experiencia que aún no llegan al nivel de «sus mayores».

Pero el propio Sergio Scariolo recomendaba durante la semana que «no podemos pararnos a llorar», así que toca hacerle caso. El Laboral Kutxa Baskonia recibe a un Estudiantes que ya sabe lo que es ganar en esta Liga, pero que con la baja de Lucas Nogueira, al que sustituye el ex de Gipuzkoa Basket Guillem Rubio, unido a la profunda renovación de su plantel -respecto al año pasado les faltan Granger, Kirksay, Gabriel, Carl English... y Daniel Clark-, no mete ninguna clase de miedo.

Además, entre los baskonistas debutará Rimantas Kaukenas, un escolta veterano pero que siempre ofrece intensidad. Mientras, cabe la posibilidad de que Hamilton supere sus problemas de rodilla y juegue. Con todo, toca ser precavido, ya que Scariolo subrayaba que ve esta opción como algo «muy difícil».

Puntos en contra

Con unos u otros jugadores, ante uno u otro rival, el Laboral Kutxa Baskonia ha de ajustar su defensa. Hasta la fecha, en la Supercopa encajaba 98 puntos del Barcelona; en la ACB, el Gran Canaria anotaba 99 -tras una prórroga- y 105 el Real Madrid; en la Euroliga, a los 95 del viernes del PAO toca sumarle los 80 del Maccabi: un promedio de 95,4 puntos encajados.

Mejorar la defensa será la primera tarea, mientras que jugadores como Hodge, Jelinek o Pleiss siguen progresando en ataque. Solo así se podrá ganar.