CRíTICA | «Cuerpos especiales»
Ya no hay género que se le resista a las mujeres
Mikel INSAUSTI
El viejo mito de que existen géneros específicos para el público femenino ha saltado ya hecho mil pedazos, porque las chicas de hoy en día no están dispuestas a conformarse con comedietas y melodramas rosas. El éxito inapelable de «La boda de mi mejor amiga» demostró que el humor gamberro de despedida de soltero, tradicionalmente reservado a los hombres, podía ser disfrutado, tal como ocurre en la vida real, por mujeres de toda condición y edad. El cineasta Paul Feig sigue explotando la inagotable vía abierta, para intentar en esta nueva ocasión el asalto a la comedia de acción, y más en concreto a las películas de colegas o buddy movies. «The Heat» ha sido el éxito del verano en la taquilla de los Estados Unidos, lo que confirma el interés creciente por ver a actrices de rompe y rasga desempeñando cometidos que estuvieron o han estado sometidos a un control sexista.
Las parejas policiales de ficción siempre suelen estar formadas por hombres, y a lo máximo por hombre y mujer, pero muy rara vez por dos mujeres. Un craso error de los productores de Hollywood, puesto que Sandra Bullock y Melissa McCarthy forman un tándem cómico de primera magnitud, gracias a la consecución de una química muy especial entre ellas. El estilo refinado que representa la Bullock contrasta a pedir de boca con la vulgaridad de Melissa McCarthy, una actriz que acaba resultando pesada (en el doble sentido) cuando se le cede todo el protagonismo. Por suerte, se complementa a la perfección con su compañera de reparto, en un equilibrio de personajes perfectamente diseñados a partir de sus carácteres opuestos. La una está mas acostumbrada al trabajo de oficina en el FBI, mientras que la otra es una patrullera de la calle que exhibe los mismos malos modales y lenguaje incorrecto que los delincuentes a los que persigue.
Aunque en conjunto «The Heat» se limite al mero cambio de sexo argumental, está repleta de situaciones hilarantes como la de la borrachera en el bar, la de la traquetomía en la cafetería, la del cuchillo de quita y pon o la de la morgue.