Pero estos días los rasgos más impúdicos los está teniendo, de nuevo, Alberto Ruiz Gallardón, el ministro pirómano, que les está dando a las asociaciones de víctimas unas prebendas, que son majaderías democráticas y disloques judiciales. El que puedan interponer acciones a decisiones de los jueces, aunque no estén personados en el proceso, es una barbaridad, se mire por donde se mire, y hay que ver cómo siguen explotando y manipulando los sentimientos de dolor de las víctimas cuatro personajes tenebrosos que en cada gesto demuestran su talante antidemocrático, su odio y su fundamentalismo ultra. ¿Quién ha elegido a estos representantes de la AVT para que les haga tanto caso el PP? Si no saben quién, yo les puedo dar, otro día, algunas pistas.

Pero ahí están, repicando y en la procesión, perdón en la manifestación contra una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos. Esto es el acabose, miembros destacados, sus parlanchines insultadores oficiales, esos seres que son en sí mismo caretas del cinismo dentro de la banda organizada, Floriano y González Pons, en un acto demencial contra una sentencia. Se nos asegura que el Gobierno no va, y además dicen que en la manifestación no se pide lo que se pide, sino que van con flores a María. No tienen ni un gramo de decencia política. Son retorcidos y sus cornetines mediáticos ya no saben qué tocar, porque se mueven en todas las contradicciones posibles. Menos mal que hay partido del siglo y eso despista dos o tres días de lo importante.