Un gol de penalti en el descuento permitió al Alavés salvar un punto en un partido que parecía decidido en tiempo de descuento. La actuación del delantero Borja Viguera volvió a resultar providencial, no solo porque firmó los dos goles albiazules, sino porque su primer tanto, a los diez minutos de la reanudación, convenció al Alavés de que la remontada era posible, además de meter el miedo en el cuerpo al Zaragoza.

Bien diferente fue la primera parte. Los maños ejercieron de anfitriones, haciéndose con el balón y llevando la iniciativa ante un Alavés demasiado pacato. Sin profundidad en su juego, el equipo gasteiztarra apenas se acercó a las inmediaciones de Leo Franco, concentrado en proteger su propia portería. Pero ni siquiera eso asegura la imbatibilidad, como, lamentablemente, pudieron comprobar los alaveses en dos minutos letales. Se había acercado ya el cántaro a la fuente en un par de ocasiones cuando, a diez minutos del final, Henríquez enviaba un pase perfecto para que Roger se colase entre la defensa y batiera a Goitia de disparo cruzado. Solo dos minutos después, sin saber siquiera si el Alavés reaccionaría al golpe, llegó el segundo. Esta vez por mediación de un error de Nano, que no acertó a despejar un balón al área. Barkero, atento, no desaprovechó la oportunidad.

Vistos juego y marcador, la derrota parecía definitiva. Pero no lo fue. Tras el descanso, el Zaragoza no pudo resistirse a la tentación de dar un paso atrás para proteger su ventaja. Lo aprovechó el Alavés, sobre todo después de que Juanma, Guzmán y Viguera protagonizaran la acción del 2-1.

Se vinieron arriba los albiazules, recordaron que el balón también era suyo y la idea de la remontada fue tomando cuerpo. La inexorable cuenta atrás del cronómetro tampoco desanimó al Alavés, que acabó encontrando la recompensa a su fe en el descuento, con un claro penalti sobre Toti.