Las fuertes caídas de los valores bancarios tumbaron al Ibex, que se descolgó bruscamente de los 9.800 puntos y regresó a su situación de hace quince días. Así, los ajustes esperados por los expertos ya han llegado y a partir de ahora se escrutarán las cuentas empresariales con mayor precaución antes de retomar la senda de los avances. Mientras tanto, los inversores quedan a la espera de lo que decida la Reserva Federal mañana, aunque nadie apuesta por un cambio de orientación en la política monetaria ni en el programa de compra de deuda, dado que a las cautelas propias de la situación macroeconómica -la creación de empleo no tiene aún el vigor suficiente- se añade ahora el efecto causado por el cierre parcial de gobierno en el crecimiento económico. El Ibex, el peor en Europa, se dejó un 0,81%, hasta los 9.736,20 puntos. También acabaron en rojo Fráncfort (-0,06%) y París (-0,48%), en tanto que Londres se desmarcaba al subir un escueto 0,07%. En el Ibex, el sector financiero tiraba hacia abajo con fuerza. La toma de beneficios y la morosidad plasmada en sus últimas cuentas le pasaron factura. Popular se dejó un 4,92%, BBVA, un 2,78%, Santander, un 2,80%, Sabadell, un 2,76%, y Bankinter, un 2,12%. Todos los pesos pesados, excepto los bancos, se aferraron a las subidas con Iberdrola (+0,96%) a la cabeza. Fuera del Ibex, el foco se puso en Bankia (-4,24%), que presentó un beneficio de 648 millones de euros hasta setiembre. En París, Renault y ArcelorMittal encabezaban las caídas con cesiones superiores al 3%. Las acciones de Vallourec (+1,55%) registraron el mejor balance.