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Un solitario gol de Laporte y un penalti detenido por Iraizoz, lesionado, fueron determinantes en el devenir del partido

Con uñas y dientes

En un poco brillante partido, con más prisas que fútbol, los rojiblancos supieron defender con gran solidez la tempranera ventaja.

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GETAFE 0

ATHLETIC 1

Joseba VIVANCO

Un maleficio roto, una victoria que sabe a oro, tres puntos que aupan al Athletic a lo más alto de la tabla, con 19 puntos, quinto. Buscaban Ernesto Valverde y los suyos un triunfo y reencontrarse con el buen juego, o al menos, el serio juego. Lo primero se lo trajeron como un preciado tesoro; lo segundo, se puede decir que los rojiblancos le plantaron cara a un Getafe situado en los puestos nobles, en un encuentro de esos que no pasa a la historia, pero en el que el solitario gol de Laporte fue determinante para el resultado final. Eso y la soberbia actuación de un Iraizoz que detuvo un penalti y se lesionó, y de una pareja de peones llamados Iturraspe y Rico, que se dejaron hasta la última gota de sudor.

No fue un choque ni mucho menos brillante, gélido en cuanto a fútbol. Donde el Getafe asustó más que dar miedo real, y donde el Athletic más que mostrar un buen nivel, parece enganchado a una tendencia positiva que le hace sacar adelante partidos que se antojan comprometidos. El ponerse por delante en el marcador seguramente fue decisivo, porque si de algo puede presumir este equipo es de haberse dotado de una solidez defensiva que concede muy poco al rival. Sufrió y mucho, pero supo hacerlo.

Partido lejos de San Mamés y caraja de inicio para ser fieles a la tradición. Primero Iraizoz casi se deja robar un balón por Colunga al minuto 2 y uno más tarde el propio portero navarro le sacaba un mano a mano a Sarabia en un balón filtrado entre la zaga rojiblanca. El Getafe salió con dos o tres velocidades más que los bilbainos, llegando antes a cada balón, descolocando a la zaga visitante con dos hombres en punta, mientras los de Valverde andaban buscando sobre el verde la pizarra diseñada en el vestuario. Pero este Athletic tiene flor. Sí, la tiene. Y eso también cuenta. Al minuto 7, Aymeric Laporte se elevaba sobre el resto de jugadores y a la salida de un córner remachaba de cabezazo inapelable. Su primer gol en 25 partidos.

Fue lo mejor que le pasó a los rojiblancos en una primera mitad con más prisas que fútbol, donde las defensas se imponían a las delanteras, donde los leones mejoraron con el transcurrir de los minutos sobre todo en contras veloces a las que les faltó siempre rematador o, mejor, un centro certero. Volcados hacia la derecha, donde profundizaba De Marcos, Susaeta, desterrado a banda izquierda, apenas daba señales de vida. Pero el Getafe volvió a meter miedo en otra jugada en la que Iraizoz sacó a bocajarro con el pie y luego Laporte en segunda jugada. Era el minuto 17.

Los locales tiraban de bandas para sortear la defensa visitante pero sin conseguir inquietar a Iraizoz, Gurpegi empezaba a ganarle la partida a Colunga, Rico iba de menos a más, Herrera intentaba sorprender desde la medular a Moyá en el 22. De ahí al minuto 42, ni una sola ocasión, por ninguna de las dos partes. Partido veloz pero inoperante arriba, con el Athletic haciendo valer su preciado botín, a punto de perderlo en ese minuto próximo al descanso. Penalti claro por empujón de Gurpegi a Colunga. Diego Castro sumaba 15 penas máximas marcadas consecutivas; enfrente, un Iraizoz en la cresta de la ola que adivina la dirección de la pelota y mano abajo la saca a córner. Este Athletic está de flor.

El Getafe amagó pero no asustó

Inmenso estuvo y está el portero navarro, pero que hubo de dejar su puesto a Iago Herrerín, tras las molestias que arrastraba en su rodilla derecha desde aquella jugada en el minuto tres de partido. Tuvo el trabajo justo el suplente en la meta bilbaina, a pesar de que el Getafe se fue directo a por empate tras la vuelta de vestuarios.

A base de balones largos, los azulones trataron de inquietar al Athletic que sostuvo el envite quince minutos en los que no hubo jugadas de verdadero peligro, pero que sufrió lo indecible los ocho minutos siguientes al 60 de reloj. Los madrileños enbotellaron a los rojiblancos y de qué manera, que no acertaban a quitarse el peligro de encima. Ahí echó el resto el equipo local, porque en cuanto el Athletic consiguió zafarse un poco del equipo, el encuentro volvió por los mismos derroteros por los que venía transcurriendo casi desde el pitido inicial.

Ernesto Valverde trató de darle un poco más de pausa al juego con la entrada de Beñat por un Susaeta sobre el que sus compañeros reclamaron un posible penalti por un planchazo evidente dentro del área. Pero ni por esas tienen suerte los leones con los colegiados.

Siguió mandando el Getafe al menos en intención, se defendía con uñas y dientes, los del león, el equipo de Txingurri, que se amarraba al gol de Laporte como si en ello le fuera la vida, sustentado en unos enormes Mikel Rico e Iturraspe, amén del despliegue de la zaga. Kilómetros, robos de balón, ayudas constantes a sus compañeros atrás, el pivote defensivo de Valverde le volvió a dar enormes frutos, esta vez con menos brillantez, pero sí efectividad.

No pudo el Getafe inquietar a un plantado Herrerín y triunfo final rojiblanco. Se ganó con viento sur hace una semana, se ganó en Getafe a la décima. Espera el Elche. Este Athletic apunta maneras.

Ruiz de Galarreta se rompe el ligamento cruzado de su pierna derecha

Rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha es el parte médico que presenta el joven cachorro Iñigo Ruiz de Galarreta, quien sufrió un percance en su partido con el Mirandés este fin de semana, del cual las consecuencias se hicieron públicas ayer por el Athletic. El eibartarra sufrió hace justo un año, el 21 de octubre, una lesión idéntica pero en su otra rodilla, lo que le obligó a perderse toda la temporada. En la actual, cedido en el Mirandés, estaba siendo uno de los destacados del club rojillo hasta esta nueva desgracia, que le mantendrá apartado de los terrenos de juego como mínimo seis meses. J.V.

Amenaza a los no conveniados con el Alavés

«No puede ser que haya clubes que se nutran con recursos públicos del Ayuntamiento para hacer cantera para un club que no es de Vitoria», terció ayer el alcalde gasteiztarra Javier Maroto tras la ruptura de relaciones de los albiazules con el Athletic. «Estoy con el Alavés», sentenció el primer edil del PP, que avanzó que se facilitarán subvenciones e instalaciones a los clubes conveniados con el Alavés.

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