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PROCESO DE DIÁLOGO EN COLOMBIA

«Nunca antes se había llegado tan lejos», afirma Santos tras el acuerdo

«Nunca antes se había llegado tan lejos en el camino para terminar el conflicto», afirmó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, tras hacerse público el segundo acuerdo entre las delegaciones del Gobierno y de las FARC-EP. «Hoy estoy mucho más convencido de que la paz es posible y de que no tenemos que resignarnos a otro medio siglo de guerra», subrayó en alusión a los sectores críticos con el proceso.

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Ainara LERTXUNDI

El anuncio del segundo acuerdo entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP en materia de participación política suscitó numerosas reacciones en Colombia, la primera la del presidente, Juan Manuel Santos, que aseguró que «nunca antes se había llegado tan lejos en el camino para terminar el conflicto».

Aunque al inicio de los diálogos, que el próximo día 19 cumplirán su primer aniversario, puso noviembre de este año como fecha tope para lograr un acuerdo para la terminación del conflicto, en su alocución televisada del miércoles reconoció que «un conflicto de 50 años es muy difícil terminarlo en 50 semanas. Entiendo la impaciencia y el escepticismo de algunos, yo soy el primer impaciente, pero tenemos que entender que la paz no se hace con los amigos sino con los enemigos y que estos procesos son complejos».

Refiriéndose a lo pactado en La Habana, asumió que tras el fin del conflicto armado «será necesario abrir aún más nuestra democracia a nuevas voces y nuevos proyectos políticos que enriquezcan el debate y tengan todas las garantías de transparencia y equidad en las reglas de juego. No es solo un acuerdo para la futura participación de una guerrilla desmovilizada. Sirve a toda la sociedad porque facilita la creación de nuevas expresiones políticas, promueve el pluralismo y la tolerancia que tanta falta nos hacen».

«En setiembre del año pasado les dije que la paz era posible y que estábamos ante una oportunidad real, sin duda, la mejor oportunidad de nuestra historia y, tal vez la última, de poner fin al conflicto armado. Pues bien, hoy estoy mucho más convencido de que la paz es posible y de que no tenemos que resignarnos a otro medio de siglo de guerra», reiteró Santos.

Por ello, con un calendario electoral como condicionante y frente a los llamamientos a suspender las conversaciones durante la contienda electoral, sostuvo que «sería irresponsable romper o hacer una pausa cuando estamos haciendo avances reales. Sería irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de paz que ha tenido el país por cálculos políticos o cuestiones de tiempo. Debemos continuar, perservar. Las oportunidades llegan y se van. Y ésta no la podemos dejar pasar. Por eso tenemos que estar a la altura de nuestras posibilidades y a la altura de la historia», insistió.

Rechazó nuevamente un cese de las hostilidades como le vienen reclamando amplios sectores de la sociedad colombiana, las FARC incluidas.

Bajo el argumento de «defender a la población y reducir los riesgos mientras se desarrollan las conversaciones», se vanaglorió de que no ha despejado «un solo milímetro del territorio nacional y hemos mantenido, sin bajar la guardia ni un solo instante, la ofensiva militar para que no se aprovechen estratégicamente de nuestra voluntad de paz». Agradeció a soldados y policías su «sacrificio y esfuerzo constante gracias al cual hoy Colombia puede soñar con una paz posible».

Santos hizo un contundente llamamiento a superar «el miedo, porque nos condena al pasado. Llegó la hora de pensar en el futuro. La gente que está naciendo hoy debe ser la generación de la paz», concluyó.

Recordó, no obstante, que la máxima que guía el proceso de diálogo en su conjunto es la de que «nada está acordado hasta que todo esté acordado».

Por su parte, el jefe de la delegación de las FARC-EP, Iván Márquez, celebró que «Colombia vive una primavera de sueños de justicia. La gente quiere decidir y en eso consiste la verdadera participación ciudadana. De eso se trata lo que hemos debatido durante los últimos seis ciclos -periodo que se traduce en 5 meses y 11 días-. Lo primero que está por resolverse es la necesidad de que en nuestra patria se respete el derecho a la vida, a la diferencia, a la opción política, a la no estigmatización y se puedan debatir las ideas sin temor a ser asesinado, perseguido, desaparecido o criminalizado, que es lo que ocurre cuando se actúa bajo el imperio de doctrinas foráneas que ven en el ciudadano a un enemigo interno».

«A la movilización de los inconformes e indignados no se le puede seguir dando el tratamiento militar que hasta hoy se le ha dado. Dentro de estas reflexiones, quizás uno de los más importantes logros es el compromiso de convocar sin más demoras a los partidos y portavoces de las organizaciones sociales para que por fin tengamos un estatuto para la oposición política», destacó.

Sobre el terreno, Marcha Patriótica ha denunciado que en lo que va de año han matado a 21 miembros de este movimiento, por lo que ha exigido a la Fiscalía General de la Nación plenas garantías para el ejercicio de la oposición y la investigación de todos estos hechos, entre ellos, la muerte el pasado 30 de octubre de Edier Otero en el departamento de Quindío, donde fue tiroteado. Cabe destacar que su compañera, Luz Dary Jaramillo, había recibido amenazas por su labor como dirigente de la Asociación de los Sin Techo.

El 1 de noviembre, en el mismo departamento, falleció en circunstancias todavía por determinar Ana Isabel Valencia, también dirigente de Marcha Patriótica.

El propio jefe de la delegación de paz del Gobierno, Humberto de la Calle, incidió en la necesidad de «cumplir el viejo anhelo de consolidar los derechos de la oposición» y de «generar una cultura de convivencia, tolerancia y respeto».

El fiscal general apoya el paso de las FARC a la política

Aunque los aspectos referentes a las condiciones para «facilitar el tránsito de las FARC a convertirse en un movimiento político legal» se discutirán cuando se llegue al punto tercero de la Agenda, el referente a la dejación de las armas y la reincorporación a la vida civil y política de los guerrilleros, algunas voces con peso en la materia comenzaron a posicionarse tras conocer el acuerdo sobre participación política, que, en opinión del fiscal general de la nación, Eduardo Montealegre, «muestra una voluntad real de las FARC para firmar un acuerdo».

Afirmó que «si va existir una solución negociada es indispensable abrirle a las FARC los canales democráticos para conformar un partido, que puedan acceder a corporaciones públicas, que puedan tener acceso a las alcaldías y a las gobernaciones para que dentro de las vías democráticas puedan dar la gran vía de las transformaciones que requiere el país».

«Si han luchado, equivocadamente, por un cambio estructural en la sociedad y hay una solución negociada, lo que tiene que hacer la sociedad es abrirle todos los canales de la institucionalidad para que en las asambleas, en los municipios, en los consejos, a través del gran debate público puedan presentar sus ideas de renovación», insistió. A. L.

Una delegación de víctimas podría viajar a La Habana

El alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, afirmó ayer en un acto celebrado ante cerca de 200 víctimas reunidas en el foro «Justicia transicional: una mirada desde las regiones» organizado por el Ministerio de Justicia que el Gobierno no se opone a que una delegación de víctimas viaje a La Habana, incluso antes de que se aborde esta cuestión.

«Hay la posibilidad de recibir una delegación en La Habana en ese punto y el Gobierno no solo apoya, sino que está activamente a favor de que incluso antes de que discuta el punto de las víctimas, les oigamos a ustedes, porque ese punto, más que cualquier otro, debe construirse sobre la base de lo que dicen los interesados, en este caso las víctimas», declaró.

En relación a este espinoso tema, el jefe de la delegación de las FARC, Iván Márquez, remarcó en su intervención del martes en La Habana que «es falso como dicen algunos politiqueros de turno que pretenden sacarle provecho al sufrimiento de los que padecen la guerra, que la guerrilla se niegue a recibir a los familiares de las víctimas del conflicto. Tienen nuestros brazos abiertos ellos y todo el que quiera aportar a la construcción de la paz», subrayo. E incidió en la urgencia de crear «una comisión de la verdad y responsabilidad histórica del conflicto». A. L.

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